38 LA BATALLA DE BRIÓN, AGOSTO DE 1800. UN MERECIDO RECUERDO DE LOS DEFENSORES DE FERROL

EL DESEMBARCO DE LAS FUERZAS INGLESAS

En el contexto de la guerra entre Inglaterra y España, aliada de Francia tras el Tratado de San Ildefonso, se produjo el fallido ataque inglés a Ferrol los días 25 y 26 de agosto de 1800. Desde el siglo XVIII, Ferrol, con su importante arsenal y base naval del Reino de España, era un objetivo estratégico para los ingleses.

La fuerza británica que atacó Ferrol, al mando del almirante John Warren y el general James Pulteney, se componía de veinte buques de guerra y ochenta buques de transporte, con un total de 15.000 hombres entre tropas navales y terrestres. Según diversas fuentes desembarcaron más de 10.000 hombres, con sus caballos, cañones y pertrechos, la mayoría en la playa de Doniños y el resto en el arenal de San Jorge.

En la mañana del 25 de agosto los ingleses fueron avistados por los vigías del puesto de Monteventoso. Avisado el Capitán General del Departamento Francisco Melgarejo, se reunió con los mandos de la Armada y el conde de Donadio, Comandante General de la plaza, tomándose las primeras medidas para la defensa de Ferrol.

 


Desembarco inglés. Carga española

  Miguel Ángel Fernández

LA BATALLA TERRESTRE Y EL REEMBARQUE INGLÉS

 El mando español envió fuerzas del Ejército de Tierra y de Infantería de Marina que, unidos a los propios vecinos de Serantes, A Graña y Doniños, se enfrentaron a los invasores en las alturas de Brión, defendiendo la villa de A Graña y el castillo de San Felipe, además de usar las fuerzas navales para defender la entrada de la ría. En la noche de ese mismo día 25 las tropas inglesas acamparon en Brión.

 Al amanecer del siguiente 26 de agosto el conde de Donadio tomó posiciones desde Serantes a Valón, para evitar el ataque inglés a Ferrol, aunque disponía de menos efectivos que los atacantes, entre 3.000 y 4.000 hombres, incluyendo las milicias civiles. A pesar de una primera pérdida de posiciones por parte española, las indecisiones del general Pulteney originaron que al mediodía se iniciase la retirada inglesa, tras la pérdida de 1.200 hombres,  reembarcando las tropas y abandonando la tarde de ese mismo día las aguas ferrolanas.

 De especial interés para Ferrol fue la “Oración eucarística” del clérigo ilustrado Manuel Fernández Varela, que predicó en la iglesia de San Julián de Ferrol el año 1807, “con motivo del feliz éxito de las armas de S. M. C. contra los ingleses para invadir aquel Departamento el 25 de Agosto de 1800”. El trabajo fue editado posteriormente, el año 1808, en la imprenta Hija de Ibarra de Madrid. La obra, muy conocida por la apología que hace del valeroso comportamiento de los ferrolanos en la batalla de Brión, fue dedicada a la reina María Luisa de Parma.

 

Oración fúnebre. Fernández Varela, año 1808

 LAS PUBLICACIONES SOBRE EL ATAQUE INGLÉS

 El desembarco inglés en las playas de Doniños y San Jorge, conocido con posterioridad con el nombre de Batalla de Brión, está presente en la memoria histórica de Ferrol, habiendo sido tratado de forma específica en sus obras por diversos escritores e historiadores. Los primeras obras publicadas sobre este episodio bélico fueron “Los Invasores” de Francisco Suárez y “La defensa de Ferrol en 1800” de Nicolás Fort, editadas los años 1897 y 1900 respectivamente.

 

Obras del siglo XIX

 A estas obras siguieron las publicaciones “Ferrol heroico”de Guillermo Escrigas (año 1969), “El Coloquio de Brión” de Indalecio Núñez y Pedro Fernández Iglesias (año 1970), “El desembarco de Doniños en la documentación británica” de Rodrigo Ramos Ardá (año 2000), “El ataque inglés a Ferrol en Agosto de 1800” de Santiago González-Llanos (año 2000), “1800. A batalla de Brión” de Eduardo Fra Molinero (año 2000) y “Ataque británico a Ferrol” de German Segura (año 2020).

 

Obras del siglo XX y XXI

Una publicación de gran interés para el conocimiento del desembarco inglés y las posteriores  consecuencias de un episodio bélico que tuvo una gran importancia para la historia de Ferrol es la obra teatral de Eduardo Fra Molinero “1800. A batalla de Brión”, publicada por el Concello de Ferrol el año 2000. Precisamente en la portada de la obra aparece un plano topográfico de la costa ferrolana, señalando el desembarco inglés el año 1800.

 

Plano topográfico de la costa de Ferrol

 Además de los anteriores, una serie de autores e historiadores de diferentes épocas como Leandro de Saralegui, Montero Aróstegui, Antonio Couceiro Freijomil, Domingo Díaz de Robles, Fernández Duro, Carlos Martínez-Valverde, Ricardo Nores y Hermenegildo Franco, entre otros, trataron también el ataque inglés a Ferrol en varias publicaciones históricas y  en diversas revistas de tema naval.

Una característica de los diversos trabajos sobre el desembarco inglés y la posterior batalla de Brión es la adjudicación de una diferente importancia al papel jugado en este episodio por las fuerzas de la Armada, del Ejército de Tierra, de las milicias armadas ferrolanas y de los vecinos de Brión, A Graña y Doniños, aunque todos coinciden en que la fallida invasión terminó con la derrota y retirada de las, en teoría, superiores fuerzas inglesas.

Recientemente, el año 2014, Miguel Ángel Fernández, Almirante, pintor y poeta radicado en la ciudad, publicó la obra “Dos días de gloria”, subtitulada “El rechazo del ataque británico a Ferrol en 1800”, un completo trabajo donde glosa el hecho de que las fuerzas militares y las milicias paisanas ferrolanas, muy inferiores en número, rechazaron el ataque de la flota inglesa.

El trabajo se compone de una selección de textos, poemas e ilustraciones relativos al encuentro armado. Además de la reseña y un juicio crítico de los hechos ocurridos el 25 y 26 de agosto del año 1800, las ilustraciones del propio autor consisten en un total de 50 acuarelas sobre papel y 15 dibujos en tinta,

 


Dos días de gloria. Miguel Ángel Fernández. Año 2014

Como detalle curioso una de las ilustraciones de la citada publicación muestra un grupo de los poco conocidos “raqueros”, los hombres y mujeres que recogen en la playa los restos dejados por los ingleses después de su apresurada retirada. Existe una extendida tradición de la existencia de estos raqueros en la Costa da Morte gallega y, en general, en muchos lugares accidentados de la costa atlántica europea.

 

Raqueros en la playa. Miguel A. Fernández

EL RECUERDO DE LOS HECHOS

A nivel popular, desde hace varios años, la Asociación Batalla de Brión, mientras estuvo presidida por Esteban Fernández Zorrilla, ha venido celebrando con brillantez los días 25 y 26 de agosto, durante casi 20 años, este suceso histórico y singular de la historia de Ferrol, mientras que posteriormente otras entidades intentaron celebrar, con mayor o menor fortuna, una recreación histórica del hecho.

El año 1978 el escultor local Guillermo Feal talló en granito un monumento alegórico, que ha sido erigido en los jardines del Baluarte de San Juan del puerto ferrolano, en el que se recuerda a los “heroicos defensores de Ferrol”. En el monumento aparecen representados de forma conjunta una serie de diferentes instrumentos y atributos, tanto armas militares como útiles de trabajo de gente del campo y de la mar, simbolizando de esa forma la diferente procedencia y la unión de los defensores de Ferrol.


                                Monumento a la batalla de Brión.  Baluarte de San Juan. Año 1978

El año 2000 se colocó en el mismo Baluarte de San Juan una placa metálica recordando la celebración del segundo centenario de la batalla de Brión. Siguiendo la pauta habitual de descuido de Ferrol hacia su patrimonio cultural, la placa lleva años desaparecida de su lugar de colocación.

 

Placa conmemorativa. Baluarte de San Juan

Como recuerdo de esta batalla quedan en el imaginario popular los versos que cantaban los ferrolanos tras la retirada del enemigo:

Castillo de San Felipe

dispara tu artillería

que se acercan los ingleses

por la boca de la ría

 OBLIGADO POST SCRIPTUM

Se lee en la prensa que el Concello de Ferrol, hasta ahora prácticamente ausente de un acontecimiento tan importante para la historia de la ciudad, tiene previsto celebrar una próxima exposición en el castillo de San Felipe para recordar esta histórica efeméride del intento de invasión británica.

 

 

 

 

37 FERROL DE LA ILUSTRACIÓN. LOS EDIFICIOS CON PÓRTICOS Y SOPORTALES

 

LAS VIVIENDAS DE FERROL DE LA ILUSTRACIÓN

La construcción del Nuevo Ferrol se hizo de acuerdo a un trazado racionalista que seguía los principios de la Ilustración, con una serie de calles anchas y paralelas entre sí. Estas viviendas generalmente carecieron de los clásicos pórticos que eran comunes en las viviendas gallegas de la época para protegerse da las inclemencias de la lluvia y el mal tiempo. El racionalismo ilustrado no permitió el uso de los citados porches en el barrio de la Magdalena, principalmente por razones de trazado urbano y de salubridad, aunque también deben apuntarse razones económicas.

Sin embargo, según informan historiadores como Alfredo Vigo, en los primeros diseños de viviendas para el barrio de la Magdalena aparecían casas porticadas, como son las que aparecen en un plano del ingeniero Francisco Llovet del año 1763, En este caso, incluso estaba prevista la elevación de la acera interior, mediante tramos escalonados en los extremos, sobre el nivel de la calle, para evitar su uso por animales de carga. De todas formas, no se construyó vivienda alguna de este tipo.

Nueva ciudad. Plano de Francisco Llovet. Año 1763

Algo más tarde, en el Ferrol decimonónico aparecieron algunas viviendas con porches o pórticos en su planta baja. Ese fue el caso de las viviendas situadas en la calle María, zona noroeste de la plaza de Amboage (donde hoy se alzan el Colegio y la iglesia de la Orden Mercedaria); las llamadas Casas de Salomón, que cubrían una amplia zona de la calle Real, en la acera situada frente al edificio de Capitanía General; y el edificio con su planta baja dedicada a mesón, situado en la plaza esquinal formada por las calles Real y San Diego. Pueden verse dichos edificios, hoy desaparecidos, en dos fotografías de época y un dibujo del pintor González Collado.


Plaza de Amboage. Calle Real. Fotografías del siglo XIX


                                         Calle San Diego. Siglo XIX. Grabado de G. Collado

LOS PÓRTICOS Y SOPORTALES DEL ARSENAL Y EL ASTILLERO

Muy diferente es el caso del Arsenal y del Astillero de Ferrol, como muestran los trabajos de Juan A. Rodríguez Villasante. El siglo XVIII fue propicio para la construcción en ambas instalaciones navales de numerosos edificios dedicados a distintos usos y dotados de los necesarios pórticos o soportales. Algunos de estos edificios ya no existen o están destinados a una utilización diferente de aquella para los que fueron concebidos.

Entre los edificios construidos por Julián Sánchez Bort en el Arsenal del Dique se encuentra un gran almacén, conocido como la Teneduría General, un amplio y ordenado edificio industrial situado al borde del mar, que tenía por objeto guardar los pertrechos y materiales no bélicos de los buques. Se trata de una unidad modular rematada de un frente porticado dotado con una terraza superior, que estaba jalonada de buhardillas al estilo francés, una construcción conservada prácticamente en su integridad y que hoy en día se encuentra en uso.

 

Edificio de la Teneduría General

Otro edificio, ya citado en los trabajos de este F.A.F. fue el que construyó en Ferrol Sánchez Bort: el llamado Gran Tinglado, una construcción de gran longitud, considerado el mayor edificio industrial de Europa en su época. Construido totalmente de sillería, servía de apoyo logístico para los diques y varaderos del Arsenal, manteniendo en sus casi 400 metros de frente un pórtico coronado de terraza. 

Dentro de la apretada sucesión de arcos y ventanas de los muros exteriores del Gran Tinglado, su interior, que estaba  dotado de una gran luminosidad, servía de obrador de la maestranza encargada de la fabricación y reparación de las embarcaciones menores. Un plano del siglo XVIII muestra el proyecto del edificio, más tarde reformado, que se construyó frente a los diques de carenar.


                                    Proyecto del Tinglado de Maestranza. Siglo XVIII

Un tercer ejemplo de edificios porticados construidos alrededor del año 1755 en el Arsenal de Ferrol son los Almacenes de Artillería. Obra del ingeniero Petit de La Croix, se trata de los dos brazos asoportalados situados perpendicularmente a ambos lados de la Sala de Armas. Edificados como almacenes de material de artillería, cierran de forma elegante la Plaza de Armas del Arsenal ferrolano.

El conjunto está formado por treinta almacenes de única planta que disponen de una amplia parte exterior porticada de arcos de medio punto apoyados en columnas  cuadradas. Tanto los almacenes como los propios soportales están cubiertos con geométricas bóvedas de arista.

Almacenes de Artillería del Arsenal

En la Punta del Martillo del Arsenal de Ferrol se levanta el Cuerpo de Guardia que alojaba la guarnición que guarnecía el Arsenal. El edificio proyectado por Francisco Llobet el año 1758 mantiene su pórtico abovedado mostrado en el plano que se acompaña, pero fue modificado el siglo XIX agregando a ambos lados sendos cuerpos y levantando sobre la terraza un segundo cuerpo.

Plano del Cuerpo de Guardia del Arsenal. Año 1758

Una de las obras reseñables de Sánchez Bort en Ferrol durante el siglo XVIII fue la importante reforma realizada en el Cuartel de Dolores, sede logística del personal de Infantería de Marina. El Cuartel, también llamado de Batallones, dispone de una elegante fachada con una portada de columnas pareadas rematada con un llamativo escudo de armas. En su interior destaca su amplio patio losado de granito, rodeado de dos plantas de galerías arcadas a modo de un claustro. El cuartel fue reformado el siglo XIX con la adición de una tercera planta dotada de ventanales.

 

Cuartel de Dolores. Patio interior

LOS SOPORTALES DEL NUEVO BARRIO DE ESTEIRO

Volviendo a la ciudad, el moderno barrio de Esteiro se reedificó llegado el año 1975, a partir de una nueva y amplia avenida central del barrio, respetando una pequeña zona anterior donde se han conservado algunas de las calles y construcciones del siglo XVIII. En la nueva Avenida de Esteiro una serie de modernas edificaciones están dotadas de unos soportales amplios y de buena altura.

Soportales del barrio de Esteiro

 

36 UNA ESCUELA FERROLANA DE PINTURA. POR QUÉ ¿ CÓMO ¿ CUÁNDO ¿ DÓNDE ¿

 

LOS PINTORES DE ARSENALES

Para los estudiosos de la pintura de Ferrol, la tradición artística y pictórica de la ciudad proviene de la labor y el buen hacer profesional tanto de los pintores, proyectistas y delineantes que trabajaron desde mediados del siglo XVIII en el Astillero y Arsenal ferrolano, como de los profesores de dibujo destinados en la Academia de Guardiamarinas de la Armada. Su presencia en Ferrol creó las condiciones para que surgiesen numerosos pintores en las generaciones posteriores.

En este contexto deben resaltarse el caso de  los llamados “pintores de los arsenales” destinados en Ferrol, como fueron Juan Alonso del Canto, sus hijos José y Manuel Alonso Esquivel, y el de aquellos artistas que llegaron a finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, casos de Mariano Sánchez, Pedro Grolliez y Francisco X. Rovira, que plasmaron en su obra diversas vistas panorámicas de la ciudad, la base naval y su ría. Este tipo de pintura descriptiva estuvo de moda en una época en la que eran numerosos los artistas que estaban interesados en las vistas paisajísticas de las ciudades y lugares visitados.


                                              Pintores del Arsenal de Ferrol. Mariano Sánchez. Alonso Esquivel

De esta forma se fue originando en Ferrol una tradición pictórica, que fue continuada posteriormente por la ejemplar Escuela de Artes y Oficios, primera de su clase en Galicia. Esta Escuela, fundada el 9 de diciembre de 1881 en la casa número 117 de la calle Magdalena, desempeñó un importante papel en la formación de varias generaciones de pintores, dibujantes y artistas ferrolanos. 

Como resultado de lo anteriormente expuesto se ha ido formando en Ferrol un numeroso grupo de pintores de gran entrega vocacional, dotados de una buena técnica y un particular colorido en sus cuadros. Ferrol dispuso de una importante nómina de pintores, encabezada por un trío de fama nacional: Agustín Robles, Jenaro Pérez Villaamil y Álvarez de Sotomayor, que serían posteriormente continuados por Emiliano Balás, Eduardo de la Vega, Ildefonso Sanz y Vicente Díaz.

Siguió luego la generación de alumnos que se formaron en la citada Escuela de Artes y Oficios, desde Bello Piñeiro a Segura Torrella, surgiendo más tarde otros reconocidos artistas, muchos de ellos pintores y pintoras que hoy están en activo, y que no citamos por el posible olvido de alguno.

UNA ESCUELA FERROLANA DE PINTURA

Ante la abundante nómina de artistas, se viene repitiendo la tópica idea de una escuela ferrolana de pintura, dedicada especialmente al paisaje, tanto de interior como de costa, opinión generalizada, aunque tal vez no sea exacta. Varios estudiosos incidieron en el tema, desde Leyra Faraldo hasta Quintanilla Ulla, pasando por Mario Couceiro.

 

Bello Piñeiro “Regato”. Imeldo Corral “Playa de Pantín”

Por escuela se puede entender un grupo de pintores que utilizan una similar técnica o que practican una misma temática. Otra interpretación de escuela, o mejor todavía de taller, es la que define al conjunto de alumnos y colaboradores de un maestro. De modo estricto, no parece que tampoco éste sea el caso de la llamada escuela de artistas ferrolanos.

En realidad se puede considerar la existencia en Ferrol de una intensa y continuada afición a la práctica de la pintura, originando una abundante producción artística, reflejando diversas facetas del paisaje de mar y tierra de la comarca, por parte de artistas profesionales y aficionados. Por todo ello, se convirtió así Ferrol en una ciudad pródiga en pintores, hecho no tan habitual en otras localidades del entorno.

Estamos hablando de pintores que de forma frecuente en su día recorrieron la comarca ferrolana, buscando temas para su obra. Entre otros son los casos de Xosé Leyra, Imeldo Corral, González Collado, Bello Piñeiro, Francisco Yglesias, Máximo Ramos, Vicente Díaz, Carmelo González, Antolín López Porta y Martínez Vilela

Xosé Leyra “A Frouxeira”. González Collado “Río Belelle”

Como anécdota se puede recordar que cuando se hablaba de la “Escuela ferrolana de paisaje”, un conocido crítico ferrolano distinguía con sorna entre la “Escuela del Belelle” y la “Escuela de la Frouxeira”, según que los artistas se dedicasen a pintar paisajes del interior o vistas de la costa.

LAS PUBLICACIONES SOBRE LA PINTURA FERROLANA

La publicación “Pintores Ferrolanos” recoge un resumido catálogo de 250 obras de 10 conocidos pintores ferrolanos (de Álvarez de Sotomayor a Carmelo González), que fueron expuestas en la Diputación Provincial de A Coruña en Agosto de  1980.

La publicación “Pintura ferrolana”, obra del pintor José Leyra el año 1987, con prólogo de Camilo J. Cela, realiza un detenido análisis de la vida y obra de 120 pintores de Ferrol y comarca, reproduciendo diversas obras de los mismos.

La publicación “La Pinacoteca del Santo Hospital de Caridad”, publicada el año 1995, reproduce 27 obras, la mayoría de pintores ferrolanos, de una exposición cuyo comisario fue Pedro J. González Rodríguez.

 


.                                    Pintores ferrolanos; Pintura Ferrolana; Pinacoteca del Hospital de Caridad

Una obra de gran interés, poco conocida y peor divulgada, es la publicación “Catálogo de Pinturas del Museo Naval”, de la autoría de Fernando González de Canales, recoge más de 300 obras pictóricas repartidas por el Museo Naval y diversas dependencias de la Armada en Ferrol. Sin embargo, la publicación no incluyes obras de interés como las colgadas en la sede de la antigua Capitanía General y otras dependencias de la Armada, exteriores al Arsenal Militar.

Esta última obra se complementa de alguna manera con los dos tomos de la obra “Pañol de Pinturas”, publicaciones en las que Rafael Estrada informa sobre los  trabajos de unos 150 pintores y pintoras, muchos de ellos pertenecientes a la Armada, naturales y/o con obra pictórica realizada en nuestra ciudad.

Además de las obras anteriores, deben citarse varios volúmenes específicos dedicados a autores ferrolanos y numerosos catálogos de exposiciones, más o menos completos. En otra ocasión se tratará de ese necesario Museo de Pintura de Ferrol.  

 

                         Catálogo de pinturas del Museo Naval. Pañol de Pinturas

 LA PINTURA Y LA FOTOGRAFÍA

Parece de interés rematar el trabajo con una visión de la especial relación entre la fotografía y la pintura actual. Cuando a principios del siglo XIX apareció la fotografía, más de uno pensó que se iba a producir la desaparición de los pintores paisajistas, los retratistas, los decoradores y demás artistas, amenazados por la nueva técnica fotográfica.

Lo cierto es que a partir de finales de ese mismo siglo XIX comenzó un movimiento artístico liderado por pintores que, en vez de rechazar el avance tecnológico que podía representar ls fotografía, establecieron un diálogo de ida y vuelta para alimentar una nueva visión de la realidad, movimiento en el que también participaron los fotógrafos.

En Ferrol tenemos el caso ejemplar de una familia de creadores de arte en ambos campos, la pintura y la fotografía. Nos referimos al pintor Ricardo Segura Torrella y a su hija, la fotógrafa Helena Segura-Torrellla, que el año 2012 llevaron a cabo una exposición conjunta de sus diferentes obras en el Centro Cultural Municipal.

                                                                  

      Helena con lazo rojo. Pintura, 1987                                                        Sopa de caracol. Fotografía, 2008

                 Ricardo Segura Torrella                                                                           Helena Segura-Torrella

En las dos ilustraciones anteriores puede observarse lo sutil que puede llegar a ser la frontera existente entre la pintura y la fotografía. Oscar Wilde escribió en su momento que la Naturaleza imita al Arte; en ocasiones parece que ocurre al revés.

 

 

 

 

 

35 DOS PROTAGONISTAS DE FERROL MEDIEVAL. ROI XORDO Y PEDRO PADRÓN

 

ANTECEDENTES. EL PRIMER LEVANTAMIENTO IRMANDIÑO

En el último tercio del siglo XIV todas las libertades, derechos y privilegios reales que gozaba Ferrol desde época anterior fueron vulnerados de modo radical, perdiendo su condición de vila de realengo, cuando por un documento de 19 de diciembre de 1371, firmado en Burgos, Enrique II de Trastamara concedió a Fernán Pérez de Andrade o Boo el señorío de las villas de Ferrol y Pontedeume “con sus términos e aldeas e jurisdicciones”.

En este contexto se produjo el año 1431 el primer levantamiento irmandiño, dentro del cual deben citarse dos personajes de la comarca ferrolana, Roi Xordo y Pedro Padrón, de honda resonancia local pero hasta ahora ambos poco estudiados. El primero, Roi Xordo fue un hidalgo gallego, posiblemente nacido en A Coruña y vecino de Ferrol, que el año 1431 fue el promotor y líder de la Irmandade Fusquenlla durante la primera Guerra Irmandiña, cuando se alzaron los vecinos de Ferrol, Pontedeume y Vilalba contra la extrema opresión del señor del territorio, Nuño Freire de Andrade, conocido por su extremada dureza como o Mao.


                                                              Crónica de Juan II (1406-1454)

ROI XORDO Y EL LEVANTAMIENTO IRMANDIÑO

Al frente del levantamiento irmandiño, que englobaba al mundo rural y urbano, se puso Roi Xordo, un hombre sagaz y valeroso, que atacó con unos 3.000 hombres el castillo de Moeche, de donde logró escapar Nuño Freire hacia Monfero y luego a Santiago. El hidalgo coruñes, con una fuerza que superaba los 10.000 hombres, al reforzarse con gente de Mondoñedo, Vilalba y Lugo, siguió su avance hacia Pontedeume y Betanzos, pese al intento de avenencia de López de Mendoza, arzobispo de Santiago, que se entrevistó con Roi Xordo en Betanzos.     

Rotas las negociaciones, en una errada decisión Roi Xordo atacó Santiago, donde se había refugiado Freire de Andrade. Rechazado por las bien armadas tropas del arzobispo compostelano, el líder irmandiño se retiró hacia Pontedeume, donde cercó el castillo de la Noguerosa, lugar de refugio de la familia del señor de Andrade. Rehecho Núño Freire de Andrade, con unas tropas reforzadas y mejor equipadas, consiguió romper el cerco y derrotar al ejército irmandiño, contándose entre los muertos posiblemente el propio Roi Xordo.     

Este alzamiento popular viene descrito por Fernán Pérez de Guzmán en los  capítulos VII y VIII de la Crónica de Don Juan II de Castilla (1406-1454), donde una nota posterior de César Vaamonde Lores cita a Roi Xordo como “el primero, verdadero y único héroe de la libertades gallegas”. Sobre el tema de este primer levantamiento escriben posteriormente historiadores como Benito Vicetto, Montero Aróstegui y Couceiro Freijomil.


Roi Xordo. Grabado de Luis Seoane. Soneto de Lorenzo Varela

Debe recordarse que en el caso de Ferrol, el levantamiento fue apoyado para defender los seculares privilegios y libertades que gozaba como villa de realengo, derechos que estaban amenazados por el señorío de los Andrade. Del mítico Roi Xordo, llevado al lienzo por Luis Seoane y cantado por el poeta Lorenzo Varela el año 1944, se escribe que realizó su primera proclama antiseñorial en la Praza Vella de Ferrol.

PEDRO PADRÓN Y LA PROTESTA DE FERROL

En este contexto de la revuelta irmandiña contra los Andrade, los vecinos de Ferrol comisionaron a Pedro Padrón, procurador del Concello, para su protesta ante el rey Juan II de la postura sostenida por Pedro Fernández II, hijo y heredero de Nuño Freire de Andrade, opuesto al deseo de los vecinos de continuar siendo villa de realengo, derecho concedido por un antiguo privilegio confirmado el año 1429 por el propio rey Juan II.

El 18 de enero de 1432, Pedro Padrón protestó de los agravios recibidos por parte de la Casa de Andrade, compareciendo delante del palacio real de Zamora, durante la convocatoria de Cortes del rey Juan II en dicha localidad para presentar a su heredero Don Enrique. Como entonces Ferrol no tenía representantes en Cortes,  el rey Juan II y su valido, el condestable de Castilla Álvaro de Luna, no recibieron al procurador ferrolano, solicitando entonces Pedro Padrón la presencia del notario público Álvaro Alfonso para hacer una enérgica protesta frente las puertas del palacio, que leyó ante dicho notario, siendo testigos de la protesta varios vecinos de A Coruña y Pontedeume.


                            Protesta de Pedro Padrón. Año 1432. Archivo General de Simancas

El documento de protesta se conserva en el Archivo General de Simancas. Sección del Patronato Real, con el título de “Protesta de Pedro Padrón, procurador de Ferrol. por el señorío de la villa que quiere conceder el Rey a Pedro Fernández”. El documento, del cual existía una copia guardada en el Archivo Municipal de Ferrol y hoy desaparecida, fue transcrito posteriormente por los historiadores Benito Vicetto, Montero Aróstegui, Couceiro Freijomil y María Jesús Vázquez. 

Como se lee en el documento, Pedro Padrón, tras protestar “de los muchos males, e daños, cohechos, despechamientos e arranzonamientos e muertes de omes e presiones e despoblamientos de la villa” por parte de Nuño Freire de Andrade y su hijo Pedro Fernández, advierte que el rey Juan II pretende entregar el señorío de la villa de Ferrol a su citado hijo, en contra de los privilegios concedidos por los antecesores del monarca, rematando su alegato diciendo que “no consienta en ninguna gracia é merced que de la dicha villa é su tierra sea fecha al dicho Pero Fernández”.

EL RECUERDO DE AMBOS PERSONAJES

Según el historiador Souto Vizoso, Pedro Padrón vivió en el barrio ferrolano de Ferrol Vello y fue lugarteniente de Roi Xordo en la revuelta irmandiña del año 1431. Reunido el Concello de Ferrol en su consistorio de la Torre do Castro, se encargó a Pedro Padrón, como procurador y síndico del mismo, la presentación al rey Juan II una documentada querella contra la casa de Andrade, un encargo que Pedro Padrón cumplimentó de forma valiente y arriesgada.

El historiador ferrolano Victorino Novo y García obtuvo el 19 de agosto de 1879 el primer premio de la Rosa de Oro en los Juegos Florales de Ferrol con un largo romance titulado “La protesta de Pedro Padrón”, luego publicado en su libro “Romancero de Galicia”, editado el año 1887 en A Coruña con un prólogo de Benito Vicetto. Este romance sería publicado el siguiente año 1888 como portada de la revista Galicia Moderna, semanario fundado en La Habana por su hermano José Novo.

         Romancero de Galicia. A Coruña, año 1887    

                                                     Galicia Moderna. La Habana, año 1888

A principios del siglo XX el médico y escritor ferrolano, Emiliano Balás Silva, escribió una serie de romances dedicados a personajes gallegos, con el título de “Crónicas galaicas medievales”. Dentro de esta serie aparece un poema titulado “Pedro Padrón y su protesta”, en el que hace una apasionada alabanza de la valiente actuación del síndico del Concello de Ferrol. 

El año 1971 el dramaturgo gallego Daniel Cortezón publicó el drama histórico “Os Irmandiños”, obra en tres actos con más de 70 personajes en escena, donde se recrea de modo especial las figuras de Roi Xordo y Pedro Padrón en el contexto de la primera guerra irmandiña, con algunas licencias diacrónicas sobre la sucesión de los acaecimientos de aquellas fechas. La obra comienza en el Alto da Tafona de Ferrol, donde el autor sitúa la picota de la villa y termina con el ajusticiamiento de Roi Xordo y sus capitanes, en cumplimiento al Foro Vello de Castela. 

                                                  Daniel Cortezón. Os Irmandiños. Año 1971

Ambos personajes medievales, Pedro Padrón y Roi Xordo, nacido en Ferrol el primero y vecino de la ciudad el segundo, tienen su recuerdo en Ferrol, donde se conservan sendas calles con sus nombres. De la misma forma, dos asociaciones vecinales ferrolanas, una de ellas del barrio de A Magdalena y la otra del barrio del Inferniño, llevan los respectivos nombres de ambos personajes.



 

34 FERROL Y LA MARINA. EL POBRE RECUERDO DE LOS BUQUES DE LA ARMADA

 


EL RECUERDO DE LOS BUQUES HISTÓRICOS

Es habitual en los puertos de mar de todo el mundo la presencia en sus muelles y espacios marítimos de buques que ya se encuentran fuera de servicio, o en ocasiones, unas réplicas de los mismos. La propia historia de estos buques, la belleza de sus formas, el simbolismo que suele acompañarlos y el atractivo que en general encierra todo lo relacionado con la mar, son varias de las causas de esta presencia.

Es un hecho conocido que un galeón como el Vasa en Estocolmo, veleros como el Cutty Shark en Greenwich, cruceros como el Belfast en Londres, acorazados como el Intrepid en New York, diversos submarinos y buques mercantes, se encuentran atracados en los muelles de diferentes ciudades, bien utilizados como museos marítimos, bien como recurso turístico o simplemente como recuerdo de su vinculación a la ciudad.

Crucero HMS Belfast. Puerto de Londres

Ferrol, con una larga historia en la construcción naval y en la historia militar de la Armada, ha sido incapaz de que alguno de los muchos buques construidos en sus astilleros o que estuvieron ligados a la historia de la ciudad y a sus propias gentes, haya podido quedar como recuerdo permanente en su puerto, pese a la pregonada vinculación la ciudad con la Marina de Guerra.

LOS BUQUES HISTÓRICOS DE FERROL

Los buques construidos en los astilleros ferrolanos desde el siglo XVIII o los destinados en su Arsenal, apenas tienen su recuerdo en la ciudad. Trátese de buques de siglos anteriores, o casos más recientes, como el  buque escuela Galatea, el crucero Canarias, el portaviones Príncipe de Asturias o el yate Azor, no alcanzaron la condición que lograron otros barcos en diferentes lugares, habiendo sido trasladados fuera de la ciudad o teniendo que someterse a la obligada venta previa a su desguace.

Además del velero Galatea, que pese a haber sido construido en Glasgow, dejó un recuerdo permanente en la historia de Ferrol y en los muchos ferrolanos que por él pasaron, haciendo un pequeño recorrido por las diferentes instalaciones navales del Arsenal ferrolano, se puede comprobar que diversos buques han dejado un pequeño recuerdo en nuestra ciudad, conservado en el Museo Naval o en el Museo de la Construcción Naval.   

LOS BUQUES DE LA ILUSTRACIÓN (SIGLO XVIII)

Durante el reinado de Felipe V, Ferrol fue designado cabecera del Departamento Marítimo del Norte, iniciándose el año 1749 la construcción del Real Astillero de Esteiro. Se dispuso un conjunto de doce gradas de sillería, colocadas con la adecuada pendiente, dotadas de los necesarios talleres y almacenes. Se construyeron una serie de navíos y fragatas en sus gradas, comenzando por los 12 navíos de línea conocidos por el Apostolado, siguiendo con buques de diferentes tipos, hasta que mediado el siglo XIX comenzó la construcción de buques de vapor.

 

Fragata Magdalena

Como un ejemplo histórico de un buque velero construido en el Astillero de Esteiro está la fragata Santa María Magdalena, cuya botadura tuvo lugar el año 1773. La fragata Magdalena, junto con el bergantín Palomo, formó parte de una flota hispano-inglesa que tenía como misión defender la costa cantábrica contra los ataques de los franceses. 

Ambos buques, la fragata Magdalena y el bergantín Palomo, tras un fuerte temporal se fueron a pique en noviembre de 1810 en la ría de Viveiro. La muerte de 550 de los tripulantes de ambos buques originó una de las mayores tragedias marítimas de la costa española. Desde el año 1970 los restos del pecio de la fragata se encuentran restaurados en el Museo de la Construcción Naval.

LOS BUQUES DEL SIGLO XIX

En el siglo XIX un caso especial entre los buques destinados en Ferrol fue la fragata Princesa de Asturias, que pasó de ser una unidad de combate a convertirse en un buque escuela. Botada en el Arsenal de San Fernando en noviembre de 1857, tenía casco de madera y aparejo velero de fragata de tres palos.

 Fragata Princesa de Asturias

En sus doce años de servicio activo participó en diversas acciones de la guerra contra Marruecos, estuvo destinada en Cuba, las Antillas y la Escuadra del Mediterráneo, cambiando de nombre a fragata Asturias tras la Revolución del año 1868. En septiembre del año 1869 pasó destinada al Arsenal de Ferrol como Escuela Naval Flotante, tras una designación no exenta de polémica.

Tras ser acondicionada, en abril de 1871 la fragata Asturias comenzó su labor como Escuela Naval, pasando  el invierno en la dársena del Arsenal y el verano fondeada frente al muelle de la Estación Naval de La Graña, causando baja definitiva en enero de 1910. La fragata fue subastada en marzo del año 1914, no teniendo opciones para poder ser conservado en Ferrol. Como recuerdo de la fragata Asturias queda su mascarón de proa en la Escuela Naval Militar de Marín.

Un buque velero que gozó de gran popularidad en Ferrol fue la corbeta Nautilus. Construida el año 1866 en Glasgow con el nombre de Carrick Castle, era un velero con aparejo de bergantín goleta de tres palos y treinta cuatro velas. Con una eslora de 59 metros desplazaba 1500 toneladas.

El buque fue comprado por la Armada el año 1886, tomando el nombre de corbeta Nautilus y siendo usado como buque escuela de guardiamarinas hasta el año 1925 en que fue relevado por el velero Galatea. Estuvo funcionando luego como buque pontón en Ferrol hasta que fue desguazado en A Graña el año 1932.




                                                           La corbeta Nautilus. Fernando Villaamil

Con objeto de conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América, al mando de su comandante, el Capitán de Fragata Fernando Villaamil, la corbeta Nautilus llevó a cabo un largo viaje alrededor del mundo. Para llevar a cabo su crucero de instrucción con los guardiamarinas, el buque salió del Ferrol el 30 de noviembre de 1892 y llegó a esta misma ciudad el 16 de julio de 1894, tras visitar veinte puertos de Europa, América, África y Oceanía, recorriendo 40.000 millas náuticas.

La corbeta Nautilus fue el primer buque de la Armada Española que visitó La Habana desde la Independencia de Cuba tras la guerra entre España y Estados Unidos del año 1898. Este viaje tuvo lugar el 24 de junio de 1908 cuando el buque fue recibido en La Habana por más de 20.000 personas, en una estancia que se prolongó hasta el siguiente 9 de julio.

LOS BUQUES DEL SIGLO XX

El crucero Canarias fue botado en Ferrol el año 1931, bajo diseño inglés, aunque por diversas circunstancias no entró en servicio hasta septiembre de 1936. Basado en esta ciudad, desde el primer momento tuvo una importante participación en la Guerra Civil española con su potente artillería, tomando parte en diferentes batallas navales y bombardeos de costa. Como buque insignia de la Flota, hasta que fue dado de baja en diciembre de 1975, desempeñó diferentes misiones navales, como su participación en la guerra de Ifni o en la persecución del transatlántico Santa María.

Durante su vida activa sufrió diversas reformas. Hubo varias propuestas por parte de Barcelona, Santander, Gran Canaria, Tenerife y el propio Ferrol para convertirlo en buque museo, aunque no fructificaron las gestiones para ello, siendo subastado para su desguace en septiembre de 1977. El Museo Naval de Ferrol guarda la caña del timón y la campana del buque.

El crucero Canarias camino del desguace

Como fruto del desarrollo del Plan Naval elaborado a finales de los años 1960, la fragata lanzamisiles Baleares fue la primera de una serie de cinco unidades construidas por la Empresa Nacional Bazán en Ferrol. Constituyó un hito significativo en la modernización de la Armada teniendo su base en el Arsenal ferrolano.

La fragata Baleares permaneció en activo entre los años 1973 y 2004, dentro de la 31 Escuadrilla de Escoltas. Modernizada a finales de los años 1980, estaba dotada de una buena capacidad antiaérea, antisubmarina y antibuque. Tras participar en diversas maniobras y operaciones navales, fue subastada en agosto de 2014 para su desguace.

Fragata Baleares

 El portaviones Príncipe de Asturias, buque insignia de la Flota española, fue botado en Ferrol el año 1982 por la Empresa Nacional Bazán, habiendo desarrollado los planos originales norteamericanos por la empresa española. Basado en Rota. Junto a sus fragatas de escolta formaba el Grupo de Proyección de la Flota.

El portaviones Príncipe de Asturias fue dado de baja el año 2013, después de 24 años de servicio en los que participó en varios despliegues navales de la OTAN, incluida la Guerra del Golfo el año 1991. Atracado en el muelle del Arsenal, fue subastado en abril de 2017 y llevado al puerto turco de Aliaga para su desguace.  

                                                  Portaaeronaves Príncipe de Asturias

Como recuerdos de las unidades navales anteriormente citadas, durante algún tiempo se colocó en el centro del despejado patio de Herrerías una hélice de la fragata Baleares; más tarde fue reemplazada por el palo de señales que perteneció al portaviones Príncipe de Asturias.



  Hélice fragata Baleares. Palo de señales Príncipe de Asturias

El Azor fue una embarcación de recreo perteneciente a la Armada, utilizada por Francisco Franco en su etapa de Jefe de Estado. Botado el año 1949 en Ferrol por la Empresa Nacional Bazán, fue usado por el general Franco como yate de recreo para practicar su afición favorita: la pesca. Tras la muerte de  Franco el año 1975, el Azor apenas fue utilizado en alguna ocasión por el rey Juan Carlos I y el presidente del Gobierno Felipe González.

El yate Azor fue dado de baja en la Armada el año 1992, siendo adquirido por un particular que lo trasladó a la localidad burgalesa de Cogollos, donde estuvo utilizado como parte de un complejo hostelero, hasta que llegó a su total abandono. En el Museo Naval de Ferrol simplemente se conserva una maqueta del buque y el sillón de pesca del usuario (en principio nos pareció que era el sillón del peluquero de un buque).

El yate Azor en Burgos

Todo lo anterior es un pequeño resumen del pobre recuerdo que, en general, las diferentes unidades de la Armada han dejado en Ferrol. La triste historia del Galatea será objeto de un trabajo monográfico de este Foro de Amgos de Ferrol.