18 FERROL DE LA ILUSTRACIÓN. LOS BALUARTES DEL RECINTO FORTIFICADO

 


EL RECINTO FORTIFICADO DE FERROL. AÑOS 1769 A 1774

Descartados por diversas circunstancias los anteriores proyectos del recinto defensivo de Ferrol, Francisco Montaigú (año 1732), Miguel Marín (año 1753) y Sánchez Bort (año 1765, el día 25 de Abril de 1769 se colocó la primera piedra de la nueva muralla defensiva de la ciudad, una obra proyectada por Francisco Llobet, Ingeniero Director del Reino de Galicia, El recinto defensivo, con un perímetro total de 6.856 metros, tuvo un presupuesto inicial de unos 5.500.000 reales de época, incluyendo los gastos de material, la compra de terrenos y los gastos de personal. En Septiembre de 1769 Dionisio Sánchez de Aguilera se hizo cargo de las obras, que quedaron rematadas en Agosto de 1774.

 

                                                                         Dionisio Sánchez de Aguilera

El recinto defensivo se dividía en cuatro zonas: la primera unía el Arsenal Militar y el Astillero; la segunda incorporaba las defensas interiores del Astillero; la tercera defendía la zona terrestre entre las ensenadas de Caranza y A Malata y la cuarta protegía la zona marítima entre la ensenada de A Malata y el muelle de Curuxeiras. Previamente se había llevado a cabo la fortificación de la dársena del Arsenal por parte de la Armada. 

La fortificación terrestre, además de ocho baterías repartidas entre sus extremos de Caranza y Curuxeiras, disponía de siete baluartes intermedios: los de San José, del Rey, del Príncipe, del Infante, de San Carlos, de Santiago y de A Malata. La muralla, que carecía de foso defensivo, era una construcción sencilla a base de pizarra y mampostería, mientras que las baterías eran muy simples, disponiendo la artillería al descubierto, y los baluartes estaban elaborados con sólida cantería en su frente y se dotaban de más de 100 cañones, almacenes de pólvora, cuerpos de guardia y unos pequeños fosos protectores.

La posterior construcción a partir de principios del siglo XX del Cuartel de Infantería, posteriormente llamado Sánchez de Aguilera, los sucesivos planes urbanísticos de la ciudad de Ferrol y la expansión de la empresa Navantia, originaron que apenas quedasen escasos restos importantes de la fortificación defensiva de la ciudad, una construcción que no supo conservarse como parte de su patrimonio histórico.

                                      

                                                        Recinto fortificado de Ferrol. Siglo XVIII

Mientras que se perdieron  las baterías, en lo que se refiere a los baluartes del amplio recinto defensivo que rodeaba Ferrol, apenas se conservan hoy el Baluarte del Infante, reformado durante el siglo XIX y hoy convertido en el Archivo Militar del Noroeste, en la avenida del Rey; el Baluarte de Santiago, medianamente restaurado, en el barrio de Canido; y el Baluarte o Batería de San Juan, convertida en parque público en el muelle de Curuxeiras, siendo hoy las dos últimas construcciones de propiedad municipal.

EL BALUARTE DEL INFANTE. AVENIDA DEL REY

El Baluarte del Infante es el mejor conservado de los siete que se integraban en el recinto amurallado de Ferrol. Se accede a su interior a través de una amplia rampa que conduce a una plataforma elevada donde se asentaba la batería artillera. En el interior dispone de dos cuerpos de traza longitudinal donde se integran las oficinas y de una zona ajardinada donde se encuentra el actual edificio para uso de los  investigadores.

A partir del año 1884 el Baluarte del Infante alojó el recién creado Batallón de Artillería de la plaza. Tras su remodelación y ampliación, desde el año 1902 fue el acuartelamiento del Regimiento de Artillería Antiaérea número 72, hasta su traslado el año 1988 al Cuartel Sánchez de Aguilera. Finalmente, fue acondicionado en Mayo de 1996 como Archivo Intermedio Militar del Noroeste, custodiando la documentación perteneciente a las antiguas Capitanías Generales de Valladolid, Burgos y La Coruña.  

Tanto la zona interior del Baluarte del Infante, que hoy se encuentra en uso como Archivo Militar y lugar de consulta para investigadores, como el exterior de su frente principal que da hacia la Avenida del Rey, se encuentran perfectamente cuidados y en buen estado de conservación.

Todo lo contrario ocurre con la parte trasera del baluarte, la zona que mira hacia el Paseo de la Estación, uno de los lugares de entrada de visitantes a la ciudad, que se encuentra con la vegetación y la hiedra cubriendo parte de los muros, los hojas de los árboles sin podar ocultando su visión, un antiestético cierre colocado paralelo a la acera del Paseo y una abundante cantidad de escombros a su alrededor, que debiera retirarse.

 

Baluarte del Infante. Vista aérea



                                                             Baluarte del Infante. Vistas frontal y trasera

Realmente curiosos, y desde luego antiguos, parecen los esquemáticos dibujos mostrados en un conjunto de losas colocadas en una rampa interior de subida a las oficinas del Archivo Militar. Entre las diversas teorías sobre su origen está la de que se trata de lápidas funerarias representando de modo simbólico a las personas enterradas en la antigua iglesia de San Julián.

                                                                       Losas de la rampa de subida

El BALUARTE DE SAN JUAN. MUELLE DE CURUXEIRAS

El Baluarte de San Juan es uno de los restos más importantes que hoy quedan del recinto defensivo de Ferrol. Aunque las obras de acceso del ferrocarril al puerto de Curuxeiras y Arsenal militar le hicieron perder parte de su volumen original, sorprende por la gran altura y envergadura de sus muros, conservando una llamativa garita esquinal.

 




 Baluarte de San Juan. Garita esquinal. Vista del puerto de Ferrol

Al pasar a propiedad municipal el Baluarte de San Juan fue convertido en un parque público, aunque hoy en día sus jardines, las especies arbóreas, su pavimento y la garita esquinal se encuentran descuidados. Su mejor cualidad es la de ser un magnífico mirador sobre el puerto de Ferrol, ofreciendo una completa panorámica del puerto deportivo y de la otra banda de la ría de Ferrol. Acoge en su interior un monumento del escultor Guillermo Feal sobre la batalla de Brión y un pequeño recinto utilizado como sede del Grupo de Scouts de Ferrol.

 En el contexto de la guerra entre Inglaterra y España, aliada de Francia por el Tratado de San Ildefonso, los ingleses atacaron Ferrol los días 25 y 26 de Agosto de 1800. La fuerza británica, al mando del almirante Warren y el general Pulteney, compuesta de veinte buques de guerra y ochenta buques de transporte, desembarcó unos 10.000 hombres, entre las playas de Doniños y San Jorge.

Fuerzas del Ejército de Tierra y de la Armada, unidas a los propios vecinos, se enfrentaron a los invasores en las alturas de Brión, defendiendo A Graña y el castillo de San Felipe. Al amanecer del día 26 el conde de Donadio al mando de las tropas españolas y las milicias civiles, consiguió que al mediodía se iniciase la retirada inglesa, tras la pérdida de 1.200 hombres, abandonando la tarde de ese día las aguas ferrolanas.


Monumento a la batalla de Brión. Años 2010 y 2020

 El año 1978 el escultor local Guillermo Feal talló en granito un monumento alegórico, levantado en el Baluarte de San Juan, recordando la batalla de Brión, donde aparecen representados de forma conjunta una serie de diferentes atributos, tanto las armas militares como los útiles de trabajo de la gente del campo y de la mar, simbolizando la unión de los defensores de Ferrol.

El año 2000 se colocó en el Baluarte de San Juan una placa recordando la celebración del segundo centenario de la batalla de Brión. Siguiendo la pauta habitual de descuido hacia nuestro Patrimonio Cultural, de la misma forma que el monumento alegórico se encuentra hoy descuidado e invadido por las hiedras, la placa ha desaparecido de su lugar de colocación.

                                                                          Placa conmemorativa

EL BALUARTE DE SANTIAGO. BARRIO DE CANIDO

Otros de los escasos restos que se conservan del recinto defensivo de la ciudad lo constituye el Baluarte de Santiago levantado en Canido. Hoy en día, dando frente a la calle Navegantes, queda una parte del antiguo baluarte, que conserva sus troneras, sobresaliendo del encuentro de dos lienzos de la antigua muralla del recinto.

Los restos del Baluarte de Canido que hoy pueden verse muestran la escasa calidad de la construcción, donde la sillería muchas veces fue sustituida por mampostería. Con sus murallas descuidadas e invadidas por la maleza y solo medianamente restaurado en su utilidad de parque público, al menos ofrece una amplia visión panorámica de la ensenada da la Malata.



Restos del Baluarte de Santiago. Canido

Estos tres baluartes presentan una serie de disfunciones que deben resaltarse. Además del descuido de la zona trasera del Baluarte de Infante, los Baluartes de San Juan y de Santiago sufren la falta de atención municipal, por lo que muchas veces son algunas Asociaciones de Vecinos y Culturales de la ciudad las que tienen que proceder a su mantenimiento y limpieza.

 

17 LAS PUERTAS DE TIERRA Y MAR DEL RECINTO AMURALLADO DE FERROL DE LA ILUSTRACIÓN

 

 

 

LA MURALLA Y EL RECINTO FORTIFICADO DE FERROL EN EL SIGLO XVIII

 Según diversos historiadores, en época medieval la villa de Ferrol Vello estaba rodeada de un sencillo muro defensivo de forma irregular, construido a lo largo de diferentes épocas. A partir del año 1762 se inició la fortificación de Ferrol de la Ilustración, construyéndose en primer lugar el muro defensivo de la dársena del Arsenal, bajo la dirección del ingeniero Sánchez Bort, siendo realmente una línea fortificada dotada de una batería artillera.

 Entre los años 1769 y 1774 se construyó  la muralla defensiva de la nueva ciudad de Ferrol. Iniciada en enero de 1769, por Francisco Llobet, ingeniero del Reino de Galicia, muy pronto, el 30 de septiembre de ese año, se hizo cargo de la obra Dionisio Sánchez de Aguilera, ingeniero del Estado Mayor de la plaza de Ferrol, quedando rematado el recinto en  agosto de 1774.

  

 


Dirección de obra. Sánchez de Aguilera. 30 septiembre 1769

El recinto se dividía en cuatro partes: la primera enlazaba el Arsenal y el Astillero; la segunda incorporaba las defensas interiores del Astillero; la tercera se extendía entre las ensenadas de Caranza y A Malata, defendiendo la nueva población; la cuarta unía la ensenada de A Malata con el muelle de Curuxeiras. Las cuatro citadas partes del recinto se pueden apreciar en el plano que se acompaña del recinto fortificado de Ferrol.

 


El recinto fortificado de Ferrol

 El recinto defensivo de mayor longitud unía las ensenadas de Caranza y A Malata, consistiendo en un muro de unos 4 metros de altura, construido a base de mampostería y pizarra, dotado de aspilleras para fusilería. Un conjunto defensivo de forma casi recta y 3.200 metros de longitud, que cerraba la nueva ciudad.

A título de información se muestra como era el recinto defensivo en la plaza de España, una vez que, con motivo de las amplias obras de remodelación de dicha plaza, una parte del lienzo de la muralla quedó visible el año 2010. Sin embargo, el Ayuntamiento de esa fecha en vez de proteger con una lámina plástica protectora que conservase visible esos restos históricos, como es práctica habitual en otros lugares más respetuosos con el Patrimonio Histórico, escondió de forma definitiva esos restos tapándolos con cemento.

 


Plaza de España, año 2010. Restos visibles de la muralla y una vez lapidados con cemento

Este amplio recinto amurallado incorporaba dos baluartes en sus extremos, los de Caranza y A Malata y cinco baluartes intermedios, los del Rey, del Príncipe, del Infante, de San Carlos y de Santiago. De estos baluartes se encuentra hoy en regular estado el baluarte de Santiago en el barrio de Canido y ha estado sometido a una amplia reforma el baluarte del Infante, convertido en el actual Archivo Militar del Noroeste. 

Se abrían dos puertas terrestres hacia el  exterior, la Puerta de Canido y la Puerta de Caranza, que comunicaban con los entonces caminos que llevaban a Catabois y Caranza, ambas desaparecidas. A estas puertas se agregó el año 1811 la tercera de las puertas terrestres, la Puerta Nueva, que se convirtió en la entrada a la ciudad desde la Carretera de Castilla.

El recinto defensivo de la zona marítima que unía la ensenada de A Malata  con el muelle de Curuxeiras, se adaptaba a la línea de costa, disponiendo de la Puerta de mar de Curuxeiras, hoy desaparecida, y de tres baluartes, Rabo de Cadela, San Joaquín y San Juan, conservándose el último de ellos situado en la parte alta del muelle de Curuxeiras.  

El recinto defensivo construido entre las zonas del Arsenal y el Astillero disponía de dos puertas, la Puerta de mar de San Fernando y la puerta de mar Fontelonga, que se abrían a los respectivos muelles y embarcaderos, hoy desaparecidos. La parte del recinto defensivo correspondiente al Astillero disponía en el siglo de tres baterías, San Antonio, San Luis y San José, igualmente hoy desaparecidas.   

En líneas generales, el recinto o muralla defensiva de Ferrol, con una longitud de 5750 metros, tenía un trazado prácticamente rectilíneo, estaba dotada de 160 cañoneras y más de 3500 aspilleras o troneras para fusilería. Prácticamente carente de foso defensivo exterior, la muralla estaba construida de mampostería de pizarra y granito con escasa presencia de sillería, las baterías estaban regularmente artilladas y, en general, tenía graves carencias defensivas.  

LAS PUERTAS DE TIERRA

De las puertas de tierra del recinto se acompaña una muestra gráfica de la Puerta Nueva en el siglo XIX, tal como aparece reproducida en la Historia de Ferrol de José Montero Aróstegui. De esta puerta, que en su día dio nombre a la actual Plaza de España, se construyó una moderna reproducción, situándola en la entrada de la ciudad por la Avenida de As Pías.

 


Puerta Nueva. Mediados del siglo XIX. Reproducción de finales del sjglo XX

LAS PUERTAS DE MAR

De las tres puertas de mar que disponía el recinto fortificado solo quedan un conjunto de interesantes restos de la Puerta de Mar de Fontelonga, situados en la parte trasera del Cuartel de Dolores, actual sede del Tercio Norte de Infantería de Marina, donde se encuentran perfectamente protegidos.

Desaparecido el muelle al que se accedía desde el antiguo Cuadro de Esteiro, la Puerta de Fontelonga consistía en una portada de acceso dotada de una garita cupulada, una amplia caja de escaleras dobles con una rampa central descendente hacia el mar, todo ello construido de cantería, y un amplio y llamativo arco rampante de doble estribo a modo de arbotante, también de sillería de granito y con una luz de 8 metros, estando el artístico conjunto, actualmente visitable, conservado en buen estado.

 




Puerta de Mar de Fontelonga. Arco estribado, rampa de bajada y garita defensiva

Para la obra de la muralla y recinto defensivo de la ciudad vinieron a trabajar en Ferrol numerosos canteros y pedreros, tanto gallegos como portugueses, que fueron objeto de la atención de los romances populares:

              Os canteiros vanse, vanse,                            Os canteiros vanse, vanse,

pola porta de Canido:                                     pola porta de Caranza:

¡qué malos demos os leven!                         ¡qué malos demos os leven!

¡canto pan levan comido!                             ¡canto pan levan na panza!

 

16 EL CRISTO DE LA TAHONA. UNA REFERENCIA CULTURAL DE FERROL

 


 EL CRUCERO COMO SEÑAL DE IDENTIDAD DE GALICIA

Galicia es una tierra sembrada de cruceros, que constituyen una señal de identidad de su cultura y una referencia de sus caminos. Su amplio número es el resultado de la presencia de la abundante piedra de granito, del símbolo cristiano universal de la cruz y de diversos factores etnográficos, donde destacan la presencia de viejos caminos y encrucijadas como lugares de antiguos cultos.

 Los versos de Ramón Cabanillas encierran las claves del origen y evolución del crucero:

Cando a pedra, durmida e acochada

da Terra Nai no garimoso seo,

desperta do seu sono milenario

e quer ser oración e pensamento,

frorece nun varal, estende os brazos

e póndose de pé faise cruceiro.

 

El crucero nace en el mundo rural sacralizando las encrucijada y caminos para protección de viajeros, santificando lugares de antiguos ritos, señalando la dirección de los templos y prolongando el espacio sagrado en atrios y cementerios, haciendo de guía de caminos de peregrinación y rutas de comerciantes, y marcando los límites de feligresías y jurisdicciones, mientras forma parte de las leyendas, ritos y tradiciones del lugar.

Crucero de Melide. Reputado el más antiguo de Galicia

Al llegar a Galicia las órdenes mendicantes en la época medieval, el crucero adquiere un carácter religioso, ligado al pensamiento mítico de estas órdenes, con un mayor protagonismo de la iconografía de la cruz, apareciendo no sólo Cristo y la Virgen, sino también diversos personajes de la Pasión. La presencia del crucero se materializa preferentemente en el mundo urbano, ligado a la proximidad de templos que normalmente le sirven de referente artístico.

EL CRISTO DE LA TAHONA Y EL BARRIO DE CANIDO

                                 A la entrada de Canido

                                 al llegar a la Tahona

                                  lo primero que se ve,

                                  un santo Cristo de piedra

                                  arrimado a la pared.

 

El barrio ferrolano de Canido se fue creando desde época medieval, en sus principios subiendo desde el antiguo Campo de San Roque hacia la parte alta de la ciudad y bajando luego por la Fuente de Insua hacia la ensenada de la Malata. Primero fue Aldea de Canido situada en el extrarradio de la ciudad y desde finales del siglo XVIII tomó el nombre de Barrio de Canido que hoy conserva.

El barrio de Canido estaba esencialmente formado por una serie de calles y plazas: Alegre, Muiño do Vento, Fonte de Insua, Atocha, Estrella, Alonso López, Praza da Tahona, San Diego, Castaño, Marola, Almendra, Pardiñas y Cruceiro de Canido. Más tarde, desaparecido el cementerio de Canido, se crearon las parroquias de San Rosendo y  Santa Cruz.

El Cristo de la Tahona. Años 1960

Según Montero Aróstegui hasta el año 1850 la parte alta de un crucero de piedra estuvo abandonada y arrimada a la pared de una casa de la plaza de la Tahona. Al ser reedificada esta vivienda, su dueño obtuvo permiso del Concello para incrustarlo en la pared, donde permaneció hasta el año 1987 en que fue desmontado y privado de su visión pública.

Casa del Cristo de la Tahona. Francisco Yglesias

El Cristo de la Tahona constituye una referencia histórica, religiosa y sentimental del barrio de Canido y una seña de identidad para sus vecinos, jugando un importante papel en la memoria cultural de la ciudad de Ferrol. Los poetas locales dedicaron sugestivos y delicados vesos al Cristo de la Tahona. Es el caso de un poema de Xosé M. Pérez Parallé, el “Segrel de Canido”, que hace referencia al paso por el barrio de un camino de romeros narrando el encuentro de un peregrino con una moza en la Fuente de Insua:

   A nena-moza

  vestida de alborada lucidía

  miraba c-ós ollos abertos como lúas

  pra o Cristo cicelado n-o Cruceiro.

                                               ¡ Tiña a mesma cara d-o pelegriño d-a fonte ¡

Se trata de una antigua escultura de granito, posible remate de un crucero de época gótica, siendo una obra de contrastada antigüedad, interés artístico y singular iconografía. Tallada en un bloque de unos 300 kgs de peso tiene unas dimensiones de 1,45 metros de altura y 0,70 metros de envergadura.

La cruz es de forma latina y de sección cuadrangular con las aristas biseladas, presentando los extremos rematados de amplias formas flordelisadas. La cruz se apoya sobre un montículo de piedras redondeadas, que pueden representar el monte Calvario. En el reverso de la cruz solamente aparece un desgastado monograma en letras góticas de las siglas JHS (Jesús Hombre Salvador), lo que puede indicar que se trata del remate de un crucero que podría ser visto por ambos lados.

Desde el punto de vista artístico es una obra propia del arte popular, con una talla tosca y sumaria de Cristo, falta de proporciones, en una representación tradicional  de formas arqueadas y de fuerte patetismo naturalista que expresa el sufrimiento de la muerte. Crucificado con tres clavos, la pierna derecha sobre la izquierda al modo tradicional y carente (tal vez perdido) del letrero de INRI. La cabeza, sin corona de espinas y con larga melena sugerida, está inclinada a la derecha, mientras se viste con un amplio perizoma o paño de pureza.

                                                                       Escultura del Cristo de la Tahona

En ambos lados de la cruz acompañan a la imagen de Cristo tres figuras más pequeñas y de difícil identificación. Según los expertos posiblemente se trate de la escena bíblica del Pasmo de la Virgen o las Tres Marías, en la que la Madre de Dios aparece sostenida y confortada en su dolor por María Magdalena y María de Cleofás, una escena religiosa que introducen durante la Edad Media las órdenes mendicantes y predicadoras, lo que suministra un nuevo dato para la datación del crucero.

No es fácil conocer la causa de la presencia en Canido de una obra de este mérito. Para algunos fue una cruz de límite entre la parroquia urbana de San Julián de Ferrol y la entonces rural de Santa Marina, mientras que otros autores suponen que señalaba un camino de romeros que pasaba por Canido. Sin embargo, dada su especial categoría y su especial iconografía, pudo estar ligada al convento de San Francisco, tal vez dentro del Campo de San Roque o en un lugar próximo.

Se trata de una notable obra de estilo gótico de indudable tosquedad, con matices cultos en su concepción formal y dotada de una singular figuración de las Santas Mujeres o las Tres Marías acompañando la imagen de Cristo, escena poco corriente en los cruceros gallegos. A mayor abundamiento, es la escultura más antigua de la ciudad y uno de las pocas cruces de piedra medievales gallegas. Para los estudiosos de los cruceros es incomprensible que no haya sido adecuadamente valorada hasta el momento.

Esta interesante obra de arte popular fue recuperada de su discutible propiedad privada por el concejal Bonifacio Borreiros el año 2000 para el patrimonio cultural de la ciudad, estando algún tiempo expuesta de forma digna en el Centro Cultural Municipal. Más tarde, ante la carencia de un apropiado Museo de la Ciudad, sufrió una torticera gestión del Concello de Ferrol que la cambió continuamente de lugar de depósito, llegando a ser conocida por los estudiosos de las cruces gallegas de piedra como el Cristo Errante.

Sin tener una relación directa con la Semana Santa, hace poco tiempo se consideró que esta cruz medieval de progenie franciscana debía depositarse en el llamado Museo de la Semana Santa, creado recientemente en la Cuesta de Mella. Hoy parece una obra recién llegada de los Baños de Arteixo, en la cual una extrema y estúpida limpieza ha borrado la hermosa pátina que el tiempo, muchas veces mejor escultor que la mano del hombre, había dejado en las imágenes del Cristo y las Tres Marías, que conforman la figuración del notable crucero.

Exposición pública del Cristo de la Tahona

Año 2010. Centro Cultural Municipal. Año 2020. Museo de la Semana Santa

 

EL PETO DE ÄNIMAS DE SAN JULIÁN

Como obra de especial morfología, clasificable a medio camino entre los petos de ánimas colocados exentos en las encrucijadas rurales gallegas y los petitorios situados en el interior de las iglesias, destaca el ejemplar hoy colocado en un pasillo lateral de la Concatedral de San Julián de Ferrol y que estuvo situado en la entrada de la calle de la Iglesia. Esta interesante obra procede del antiguo templo de San Julíán de Ferrol Vello, cerrado al culto por su derrumbamiento el año 1762, siendo una de las pocas obras que se conservan de aquella iglesia, donde pertenecía a la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio.

Es una obra poco corriente, de formas geométricas, elaborada de piedra de granito de grano grueso y de buen tamaño, con dimensiones de 1,10 mts de altura y unos 350 cms de sección. Su forma es prismática con sencillos remates de molduras de bocel en sus partes alta y baja. En la tapa alta lleva encajada una alcancía metálica con un trabajado cierre de candado, donde en su día se depositaban las limosnas de los fieles. 

La cara frontal muestra un mediorrelieve de los bustos de dos ánimas, colocadas en postura frontal, de formas escuetas, rasgos faciales esbozados y orantes con manos juntas entre las llamas del Purgatorio. Aparecen a ambos lados de una cruz de palos cilíndricos desnuda de imágenes, colocada sobre saliente peana acopada. Las caras laterales muestran sendos relieves simétricos de una amplia y resaltada calavera con dos tibias cruzadas como símbolo de la muerte, colocada sobre una ménsula avolutada.

La obra atribuida a Francisco Vázquez, lleva grabada la fecha del año 1760 en la parte baja del peto, justo debajo de la peana. Muestra restos de la pintura policromada (roja, ocre y amarilla) con la que se trataban estas obras devotas en aquellas fechas. El peto se encuentra en un regular estado de conservación y reparado con pegotes de cemento, situado en un lugar donde una obra de esta categoría realmente pasa desapercibida.

 

                                                                      Peto de ánimas de San Julián

 

 

 

15 LAS PUERTAS DEL ARSENAL Y DEL ASTILLERO DE FERROL DE LA ILUSTRACIÓN

 

LAS PUERTAS DEL ARSENAL DE FERROL

 Al construirse el siglo XVIII, el Arsenal de Ferrol fue aislado de la ciudad por una muralla y un foso hidráulico, hoy desaparecido. Conserva dos puertas principales de entrada a sus instalaciones: las Puertas del Dique y del Parque, además de otras dos puertas más sencillas y secundarias: la entrada al Centro Herrerías y la entrada a la Residencia de La Cortina. 

 LA PUERTA DEL DIQUE

 La Puerta del Dique constituye la entrada principal al Arsenal de Ferrol y es una obra monumental proyectada por el arquitecto Julián Sánchez Bort el año 1765. Cumple una cuádruple función, siendo la primera y principal el hecho de mostrar la grandeza de la Monarquía y la Real Armada, por medio de su portada de arco de medio punto rematada con una gran piedra de armas del Rey, timbrada con una corona real de bulto redondo.

                                     
                                             Puerta del Dique. Vista actual y grabado del año 1864

 El cuerpo prismático de la portada lleva un reloj con sus esferas colocadas a los cuatro vientos  y se remata con una elegante torre que lleva un campanario acústico en su parte alta, llevando a cabo de esta manera su segunda función de marcar el tiempo y el ritmo de vida de la base naval.

Las otras dos funciones de la Puerta del Dique son las de albergar el cuerpo de guardia y la de alojar una capilla en una galería abierta hacia al patio interior de la Puerta. Una visible cartela colocada el año 1783 sobre el ático de la portada que da al exterior proclama en lengua latina el  “MAXIMUM SUPREMA ARTIS QUID VIDERE”, ensalzando esta notable Real Obra erigida durante el reinado del monarca Carlos III.

El año 1785 se levantó frente a esta puerta una interesante construcción en forma de obelisco, la Fuente de la Fama, que suministraba agua a personal del Arsenal y del barrio de la Magdalena. Decorada con los escudos de España, Galicia, Ferrol y la Armada, fue trasladada el año 1958 a la entrada de la Puerta del Parque, colocando en su remate una alegoría de la Fama, a la que debe su nombre.

LA PUERTA DEL PARQUE

Situada frente a la antigua plaza del Marqués de San Saturnino, la Puerta del Parque presenta una portada de arco escarzano reformada el año 1858 durante la visita a Ferrol de la reina Isabel II. Remata la portada un ático que muestra una grande y artística piedra de armas que representa el escudo real de Felipe V soportado por dos leones rampantes, una obra que fue traída del antiguo arsenal de A Graña.

Debajo de la citada piedra de armas, con motivo de la visita que realizó al arsenal de Ferrol la reina Isabel II, se colocó una visible placa de mármol con una leyenda indicando que durante los primeros cinco días de septiembre de 1858 “VISITÓ ESTE ARSENAL Y CIUDAD DE FERROL LA REINA DOÑA ISABEL Y SU AUGUSTA FAMILIA”.

Puerta del Parque. Vista de principios del siglo XIX e Inscripción del año 1858

 

LAS PUERTAS DEL ASTILLERO NAVAL

El antiguo astillero naval de Esteiro, cuyas instalaciones son hoy utilizadas por la empresa Navantia, desde su construcción se encuentra también aislado de la ciudad por una muralla de separación. Dos son las puertas que se reseñan: la puerta de entrada principal, construida el año 1984 por la entonces Empresa Nacional Bazán, y la antigua puerta del Astillero, una obra del siglo XIX. Además queda el recuerdo de la antigua puerta de la Escuela Obrera, una obra tristemente desaparecida.

 LA PUERTA DE LA EMPRESA NAVANTIA

El año 1984 el escultor Guillermo Feal llevó a cabo la construcción  de la puerta de acceso a la empresa Navantia frente a la calle Taxonera. Se trata de una obra de grandes dimensiones cuyo contorno está almohadillado, incluido el arco superior escarzano rebajado, y se remata con dos pináculos laterales y un entablamento adintelado, donde aparece el emblema de Navantia y una inscripción en lengua latina referente a su erección.

                                   
                             Puerta de la empresa Navantía. Placas de erección, antigua y actual


Hace pocos años se cambió la placa original de esta puerta de entrada por una nueva placa, para reemplazar la primera línea de la inscripción por meras motivaciones políticas de memoria histórica.

Escrita en idioma latino, en  la primera línea de la placa antigua se leía:SUB INVICTO HISPANIORUM DUCE FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE …..

Tras el cambio de esta línea, ahora aparece escrito:SUB AUSPICIA DIVERSORUM HISPANIAE GUBERNATORUM …..

Es decir, en aras de la memoria histórica se sustituyó el nombre de FRANCISCO FRANCO por el de DIVERSOS GOBERNANTES DE ESPAÑA.

 LA PUERTA DEL ASTILLERO

La puerta principal de entrada al Astillero, que hoy se conserva de forma descuidada en el extremo oriental de la plaza de Ferrándiz, sustituyó el año 1857 a la puerta original de hierro,  perdiendo la espadaña que la coronaba pero conservando su artístico escudo de las armas reales en piedra caliza. En recuerdo de los desaparecidos astilleros, la puerta de madera de la portada se decora con diversos relieves de instrumentos gremiales.


                                                            Restos de la Puerta del Astillero de Esteiro


LAS OTRAS PUERTAS DEL ASTILLERO Y ARSENAL

LA ANTIGUA PUERTA DE LA ESCUELA OBRERA

El año 2016, dentro de los actos del centenario de la tristemente desaparecida Escuela Obrera, se realizó una recreación de la puerta de entrada al histórico edificio, situada en la muralla exterior del Astillero y muy cerca de la entrada principal a la empresa Navantia, colocando una placa de recuerdo y una reproducción gráfica del edificio modernista de la Escuela. Lamentablemente el entorno de esta antigua puerta de entrada al astillero se encuentra totalmente descuidado, lo mismo que zonas de la muralla, sucias y despintadas, ofreciendo un aspecto deplorable.

 

                                                        Recuerdo de la puerta de entrada a la Escuela Obrera

 


LA PUERTA DE LA RESIDENCIA DE LA CORTINA

La actual Residencia Militar de la Cortina, situada dentro del recinto del Arsenal, tiene una puerta de entrada desde el muelle de Curuxeiras en Ferrol Vello, que aún conserva las vías metálicas de los ferrocarriles que en su día entraban y salían del Arsenal. En este caso se trata de una sencilla puerta de arco de medio punto, sin ningún distintivo especial, ni adorno.


                                                   Puerta de entrada a la Residencia de la Cortina


LA PUERTA DE ENTRADA AL CENTRO HERRERÍAS

Una puerta de acceso público libre es la que actualmente sirve de entrada al Centro Herrerías, un amplio patio donde se encuentran los Museos de la Construcción Naval (antiguo edificio de Herrerías) y Museo Naval de la Armada (antiguo Cuartel de Presidiarios), ambos museos de entrada pública. La puerta es muy sencilla, de forma cuadrangular, rematada con un frontón curvo de dos pináculos laterales, mostrando el adorno de dos amplias anclas adosadas a ambos lados de la entrada.

 


                                                                    Puerta del Patio de Herrerías