EL RECINTO FORTIFICADO DE FERROL. AÑOS 1769 A 1774
Descartados por diversas circunstancias los anteriores proyectos del recinto defensivo de Ferrol, Francisco Montaigú (año 1732), Miguel Marín (año 1753) y Sánchez Bort (año 1765, el día 25 de Abril de 1769 se colocó la primera piedra de la nueva muralla defensiva de la ciudad, una obra proyectada por Francisco Llobet, Ingeniero Director del Reino de Galicia, El recinto defensivo, con un perímetro total de 6.856 metros, tuvo un presupuesto inicial de unos 5.500.000 reales de época, incluyendo los gastos de material, la compra de terrenos y los gastos de personal. En Septiembre de 1769 Dionisio Sánchez de Aguilera se hizo cargo de las obras, que quedaron rematadas en Agosto de 1774.
Dionisio Sánchez de Aguilera
El recinto defensivo se dividía en cuatro zonas: la primera unía el Arsenal Militar y el Astillero; la segunda incorporaba las defensas interiores del Astillero; la tercera defendía la zona terrestre entre las ensenadas de Caranza y A Malata y la cuarta protegía la zona marítima entre la ensenada de A Malata y el muelle de Curuxeiras. Previamente se había llevado a cabo la fortificación de la dársena del Arsenal por parte de la Armada.
La fortificación terrestre, además de ocho baterías repartidas entre sus
extremos de Caranza y Curuxeiras, disponía de siete baluartes intermedios: los
de San José, del Rey, del Príncipe, del Infante, de San Carlos, de Santiago y
de A Malata. La muralla, que carecía de foso defensivo, era una construcción
sencilla a base de pizarra y mampostería, mientras que las baterías eran muy
simples, disponiendo la artillería al descubierto, y los baluartes estaban
elaborados con sólida cantería en su frente y se dotaban de más de 100 cañones,
almacenes de pólvora, cuerpos de guardia y unos pequeños fosos protectores.
La posterior construcción a partir de principios del siglo XX del Cuartel
de Infantería, posteriormente llamado Sánchez de Aguilera, los sucesivos planes
urbanísticos de la ciudad de Ferrol y la expansión de la empresa Navantia,
originaron que apenas quedasen escasos restos importantes de la fortificación
defensiva de la ciudad, una construcción que no supo conservarse como parte de
su patrimonio histórico.
Recinto fortificado de Ferrol. Siglo XVIII
Mientras que se perdieron las baterías, en lo que se refiere a los baluartes del amplio recinto defensivo que rodeaba Ferrol, apenas se conservan hoy el Baluarte del Infante, reformado durante el siglo XIX y hoy convertido en el Archivo Militar del Noroeste, en la avenida del Rey; el Baluarte de Santiago, medianamente restaurado, en el barrio de Canido; y el Baluarte o Batería de San Juan, convertida en parque público en el muelle de Curuxeiras, siendo hoy las dos últimas construcciones de propiedad municipal.
EL BALUARTE DEL INFANTE. AVENIDA DEL REY
El Baluarte del Infante es el mejor conservado de los siete que se integraban en el recinto amurallado de Ferrol. Se accede a su interior a través de una amplia rampa que conduce a una plataforma elevada donde se asentaba la batería artillera. En el interior dispone de dos cuerpos de traza longitudinal donde se integran las oficinas y de una zona ajardinada donde se encuentra el actual edificio para uso de los investigadores.
A partir del año 1884 el Baluarte del Infante alojó el recién creado Batallón de Artillería de la plaza. Tras su remodelación y ampliación, desde el año 1902 fue el acuartelamiento del Regimiento de Artillería Antiaérea número 72, hasta su traslado el año 1988 al Cuartel Sánchez de Aguilera. Finalmente, fue acondicionado en Mayo de 1996 como Archivo Intermedio Militar del Noroeste, custodiando la documentación perteneciente a las antiguas Capitanías Generales de Valladolid, Burgos y La Coruña.
Tanto la zona interior del Baluarte del Infante, que hoy se encuentra en uso como Archivo Militar y lugar de consulta para investigadores, como el exterior de su frente principal que da hacia la Avenida del Rey, se encuentran perfectamente cuidados y en buen estado de conservación.
Todo lo contrario ocurre con la parte trasera del baluarte, la zona que mira hacia el Paseo de la Estación, uno de los lugares de entrada de visitantes a la ciudad, que se encuentra con la vegetación y la hiedra cubriendo parte de los muros, los hojas de los árboles sin podar ocultando su visión, un antiestético cierre colocado paralelo a la acera del Paseo y una abundante cantidad de escombros a su alrededor, que debiera retirarse.
Baluarte del Infante. Vista aérea
Baluarte del Infante. Vistas frontal y trasera
Realmente curiosos, y desde luego antiguos, parecen los esquemáticos dibujos mostrados en un conjunto de losas colocadas en una rampa interior de subida a las oficinas del Archivo Militar. Entre las diversas teorías sobre su origen está la de que se trata de lápidas funerarias representando de modo simbólico a las personas enterradas en la antigua iglesia de San Julián.
Losas de la rampa de subidaEl BALUARTE DE SAN JUAN. MUELLE DE CURUXEIRAS
El Baluarte de San Juan es uno de los restos más importantes que hoy quedan del recinto defensivo de Ferrol. Aunque las obras de acceso del ferrocarril al puerto de Curuxeiras y Arsenal militar le hicieron perder parte de su volumen original, sorprende por la gran altura y envergadura de sus muros, conservando una llamativa garita esquinal.
Al pasar a propiedad municipal el Baluarte de San Juan fue convertido en un parque público, aunque hoy en día sus jardines, las especies arbóreas, su pavimento y la garita esquinal se encuentran descuidados. Su mejor cualidad es la de ser un magnífico mirador sobre el puerto de Ferrol, ofreciendo una completa panorámica del puerto deportivo y de la otra banda de la ría de Ferrol. Acoge en su interior un monumento del escultor Guillermo Feal sobre la batalla de Brión y un pequeño recinto utilizado como sede del Grupo de Scouts de Ferrol.
Fuerzas del Ejército de Tierra y de la
Armada, unidas a los propios vecinos, se enfrentaron a los invasores en las
alturas de Brión, defendiendo A Graña y el castillo de San Felipe. Al amanecer
del día 26 el conde de Donadio al mando de las tropas españolas y las milicias
civiles, consiguió que al mediodía se iniciase la retirada inglesa, tras la
pérdida de 1.200 hombres, abandonando la tarde de ese día las aguas ferrolanas.
Monumento a la batalla de Brión. Años 2010 y 2020
El año 2000 se colocó en el Baluarte
de San Juan una placa recordando la celebración del segundo centenario de la
batalla de Brión. Siguiendo la pauta habitual de descuido hacia nuestro Patrimonio
Cultural, de la misma forma que el monumento alegórico se encuentra hoy descuidado
e invadido por las hiedras, la placa ha desaparecido de su lugar de colocación.
EL BALUARTE DE SANTIAGO. BARRIO DE CANIDO
Otros de los escasos restos que se
conservan del recinto defensivo de la ciudad lo constituye el Baluarte de Santiago
levantado en Canido. Hoy en día, dando frente a la calle Navegantes, queda una
parte del antiguo baluarte, que conserva sus troneras, sobresaliendo del
encuentro de dos lienzos de la antigua muralla del recinto.
Los restos del Baluarte de Canido que
hoy pueden verse muestran la escasa calidad de la construcción, donde la
sillería muchas veces fue sustituida por mampostería. Con sus murallas
descuidadas e invadidas por la maleza y solo medianamente restaurado en su
utilidad de parque público, al menos ofrece una amplia visión panorámica de la
ensenada da la Malata.
Restos del Baluarte de
Santiago. Canido
Estos tres baluartes presentan una serie de
disfunciones que deben resaltarse. Además del descuido de la zona trasera del
Baluarte de Infante, los Baluartes de San Juan y de Santiago sufren la falta de
atención municipal, por lo que muchas veces son algunas Asociaciones de Vecinos
y Culturales de la ciudad las que tienen que proceder a su mantenimiento y
limpieza.
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