19 LAS ESCALERAS DE FERROL ESTAMOS SUBIENDO O BAJANDO ¿

 

Muchas veces se ha definido al natural de Galicia como una persona que te encuentras en una escalera y no sabes si está subiendo o está bajando. Las escaleras, tan necesarias en nuestro quehacer diario, han sido de siempre motivo de atención de nuestro refranero popular: “No mires más atrás o te caerás por las escaleras” o “Siempre habrá una escalera para poder subir al cielo”.

Los literatos también escriben sobre las escaleras. Así está la obra teatral de Buero Vallejo “Historia de una escalera” o la sentencia de Rudyad Kipling: “Cada día es un peldaño de la larga escalera de la vida”. También aluden a ella los poetas, como César Vallejo: “Confía en el antojo, no en el ojo; confía en la escalera, no en el peldaño”, o como Rafael Montesinos: “Lo que pude haber perdido, sentado en esa escalera que sube y baja al olvido”.

LAS ESCALERAS DE LOS EDIFICIOS DE FERROL

Las escaleras como singulares elementos arquitectónicos de la vida urbana tienen la función principal  de comunicar los pisos de los edificios y superar las diferencias de altura existentes en los espacios públicos. En muchas ocasiones añaden a su función práctica un carácter representativo y con este objeto se configuran en determinados edificios oficiales.

La artística Sala de Armas del Arsenal de Ferrol, una obra del arquitecto Sánchez Bort de mediados del siglo XVIII, que preside una hermosa plaza abierta al mar, dispone en su interior de una amplia y monumental escalera imperial de tres cuerpos, adornada con una espléndida barandilla de hierro de hermosos arabescos barrocos.


Sala de Armas del Arsenal. Detalle de la barandilla

Además de su aspecto práctico de acceso a los pisos principales, siempre elevados respecto al piso bajo de la entrada, debe considerarse el carácter de representación de la escalera que puede hacerla suntuosa. En el caso del palacio de Capitanía General, construido el siglo XVIII, dispone en su entrada por los jardines de Herrera de una artística escalera imperial con dos tramos en su parte alta. En este caso destaca la magnífica balaustrada de madera de caoba.

Por su parte el Gobierno Militar, situado en el antiguo edificio del Ayuntamiento y Cárcel Pública de la época de la Ilustración, el año 1946 incorporó en su interior una amplia escalera de honor de formas curvilíneas, dotada de peldaños de mármol y una balaustrada y pasamanos de hormigón imitando piedra.

Capitanía General (siglo XVIII). Gobierno Militar (siglo XX)

Del primer tercio del siglo XX, son las escaleras de acceso de dos edificios del centro urbano de Ferrol, de distinta concepción y de diferente estilo. En la calle Real, la entrada del modernista edificio del Casino Ferrolano se adorna con una corta escalera de mármol con una barandilla metálica, dando paso a una puerta de llamativo frontón, colocada entre columnas. De hechura diferente es la elegante y geométrica escalera de dos cuerpos de estilo racionalista perteneciente a la Residencia de Suboficiales de la plaza de la Puerta de Canido.

Casino Ferrolano (año 1925). Residencia de Suboficiales (año 1934)

Dos edificios ferrolanos de estilo modernista, ambos obra del arquitecto Rodolfo Ucha, son la antigua sede de El Correo Gallego, en la calle Magdalena, y la casa Pereira, en la calle María. Ambas construcciones disponen de dos llamativas escaleras, una de ellas, de forma espiral y material metálico, de uso interior en el edificio, y la otra, de formas más tradicionales, de acceso a los pisos de la vivienda.

Edificio El Correo Gallego (año 1912). Casa Pereira (año 1913)

Otra conocida obra de marcado carácter modernista, también de la autoría de Rodolfo Ucha, es el Chalet de Antón, un edificio singular destinado a vivienda unifamiliar, hoy convertido en Colegio. Muestra numerosos detalles modernistas, destacando el original mirador de planta hexagonal, elaborado de madera y colocado en una esquina. Se accede al primer piso del edificio por una elegante escalera exterior de peldaños de mármol y balaustrada de piedra.

      Chalet de Antón (año 1918)

Situándonos ya en los años finales del siglo XX encontramos dos escaleras de reciente construcción, situadas en el interior de dos edificios originales del siglo XVIII: la antigua Cárcel Pública y el antiguo Hospital de Caridad, hoy convertidos ambos en espacios de uso cultural. Para muchos es discutible tanto su estética como su posible adaptación al edificio.

Fundación ABanca. Centro Cultural Torrente Ballester (siglo XX)

En otro orden de cosas, al contrario de lo que se puede ver en otras localidades, Ferrol no dispone de escaleras o escalinatas dignas de mención, tanto en edificios religiosos (iglesias o monasterios) como en plazas o lugares urbanos.

Sin embargo, pese a su procedencia de ciudad de la Ilustración, debe destacarse la presencia en Ferrol de los llamados Patines, las tradicionales escaleras exteriores de las viviendas gallegas, que aún podemos ver en edificios conocidos del barrio de Esteiro y del barrio de Canido.

Casa del Patín. Biblioteca Universitaria. Esteiro (siglo XVIII)

La llamada precisamente Casa del Patín es un amplio y singular edificio de mediados del siglo XVIII, levantado en la calle Mendizábal del barrio de Esteiro. Construido con sillares de granito, tuvo un uso inicial como vivienda, poseyendo tres plantas y un ático añadido posteriormente. Conserva una magnífica escalera de patín en uno de los laterales de su fachada, habiendo sido  acertadamente rehabilitada para Biblioteca de la Universidad de Ferrol.


 

Casa del Patín y Casa del Pobre. Canido. Grabados de Julio Ferrín

Otras dos construcciones poseedoras de esta tradicional escalera gallega se encuentran situadas en Canido, el barrio alto de la ciudad. Al final de la calle Alegre está la Casa del Patín, hoy abandonada y con su patín de entrada en mal estado. En la mitad de la misma calle Alegre está la Casa del Pobre, otro ejemplo de degradada construcción popular. En ambos casos los grabados de Julio Ferrín nos muestran su descuidado estado actual.

 







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