24 LAS FUENTES PÚBLICAS DE FERROL. LAS QUE AYER FUERON Y LAS QUE HOY SON

 

LAS FUENTES. SU USO FUNCIONAL Y SU UTILIZACIÓN ORNAMENTAL

Galicia es un lugar donde abundan las fuentes; en nuestra tierra siempre se ha considerado que el agua guarda y otorga la vida. Las fuentes aparecen dentro de las ciudades, en las plazas y lugares públicos, tanto para abastecer de agua a la población como para calmar la sed de los viandantes, ejerciendo muchas veces de lugar de encuentro ciudadano.

Además de su uso utilitario y funcional, las fuentes, muchas veces debido a su carácter monumental, pasaron a tener una función decorativa y ornamental. Precisamente durante el siglo XVIIII la creciente población de Ferrol originó que sus diferentes barrios, dispusiesen de numerosas y variadas fuentes para cubrir sus necesidades.  

LAS FUENTES DE FERROL DE LA ILUSTRACIÓN

La fuente de San Roque, situada de origen en el antiguo Campo de San Roque, adquirió su apariencia actual el año 1784. En su frontis dos angelotes sostienen la piel de un león donde aparece una inscripción del citado año, rematándose con una talla del escudo de Ferrol más antiguo, bien conservado, el más genuino, ajustado y representativo de las armas de la ciudad, obra de Carlos de Porto, aunque un letrero adjudica la obra de la fuente a Sánchez de Aguilera. Hace pocos años desapareció la artística placa metálica que informaba de su construcción el año 1784.

Fuente de San Roque

La neoclásica Fuente de la Fama nació con la finalidad original de fuente de cuatro caños, construida el año 1787 frente a la Puerta del Dique. Obra de elegante verticalidad y con cuatro escudos (España, Armada, Galicia y Ferrol) esmeradamente labrados, fue trasladada el año 1903, perdiendo su condición de fuente pública, a la Puerta del Parque, colocándole un nuevo remate que representa a la Fama con dos trompetas, significando la buena y la mala reputación.


                                            Fuente de la Fama. Antes y después de su traslado

LAS FUENTES DEL SIGLO XIX

El Obelisco o Fuente de Churruca que se erigió en honor del marino Cosme Churruca, fue construido de origen en la plaza de Armas el año 1813, obra del arquitecto municipal Miguel Ángel de Uría, naciendo también como fuente de uso público. Obra de buenas proporciones y de notable equilibrio compositivo, fue trasladada el año 1951 a los jardines de San Francisco, perdiendo su utilidad de fuente. 

 

Obelisco de Churruca. Antes y después de su traslado

El año 1950 se instaló en el nuevo Parque Municipal la artística fuente Wallace, una obra del escultor francés Charles Lebourg. Colocada de origen en la Plaza Vieja, fue comprada por mil reales por el ferrolano Juan Romero Rodríguez el año 1889 en la Exposición Universal de París. El grupo escultórico, donde destacan cuatro airosas cariátides soportando una cúpula, está elaborado de hierro fundido, aunque pintado de un tono imitando al bronce.

    Fuente Wallace

LAS FUENTES DEL SIGLO XX

El patio del modernista Chalet de Antón, obra de Rodolfo Ucha, se encuentra centrado por una elegante fuente de estanque hexagonal decorado de azulejos multicolores de tipo sevillano. Predominan los tonos azules y amarillos, siendo los motivos decorativos de carácter geométrico .


Patio del Chalet de Antón. Jardines de la Ranita

En los conocidos como Jardines de la Ranita del muelle ferrolano se colocó el año 1981 una fuente con un estanque circular rodeado por seis ranitas, en cuyo centro aparecen saltando cuatro delfines. El grupo escultórico, dotado de gran dinamismo, es obra del escultor ferrolano Xoan Xosé Braxe.

OTRAS FUENTES DE FERROL

Entre las fuentes del Arsenal Militar se encuentra una que consiste en un estanque o pilón semicircular adosado a la pared, alimentado por el agua que cae de una cabeza metálica de león que hace de surtidor. El pilón está flanqueado por dos anclas  y el conjunto se cierra por una verja metálica.

Fuente del Arsenal Militar

Otra serie de fuentes ferrolanas fueron construidas el siglo XVIII en diferentes lugares de la ciudad y desaparecieron con posterioridad, siendo todas ellas de utilidad para el suministro de agua a la población. Los historiadores de época citan, entre otras, las fuentes del Hospital de Caridad, de San Amaro, de Caranza, de la Magdalena, de las Palomas, de los Artilleros, de la Teja, de San Francisco y de Fontelonga.

Un caso especial es la Fuente de Insúa que fue construida por Dionisio Sánchez de Aguilera el año 1789 en pleno barrio de Canido, incorporando un lavadero público y un bebedero para el ganado. En su recuerdo, el año 1958 se levantó en la ladera de bajada a la Malata una fuente de nueva construcción, dotada de un amplio lavadero e incorporando un parque infantil. El abandono vecinal y el descuido llevó a su actual estado esta buena idea; hoy la estructura de la fuente aparece totalmente pintarrajeada mientras que el lavadero y los juegos infantiles están destrozados.


Fuente de Insúa. Estado de abandono actual

FUENTES MODERNAS

Otro tipo de fuentes, estas ya de carácter ornamental, son las construidas a lo largo del siglo XX, entre las que se pueden destacar la amplia fuente de la Plaza de España, donde ejercía de reguladora del tráfico de entrada y salida del tráfico de la ciudad y hoy tristemente desaparecida, y la fuente del Cantón de Molíns.

Plaza de España. Cantón de Molíns

FUENTE DEL CHOCHO DE LA VACA

Como ejemplar curioso a incluir en esta relación está la Fuente del Chocho de la Vaca, así llamada y levantada en la parroquia de Santa Cecilia de Trasancos. Con un peculiar sentido del humor se le ha puesto este nombre por incluir una reproducción en bronce del órgano reproductor externo de este animal.

Fuente del Chocho de la Vaca. Santa Cecilia

LOS LAVADEROS PÚBLICOS DE FERROL

En los barrios y lugares del municipio, asociados muchas veces a las fuentes existentes, estaban los lavaderos de uso público, muchos de ellos en uso hasta la primera mitad del siglo XX. Su descripción sería motivo de una nueva entrega; sirva como ejemplo la conocida fuente que estaba instalada al inicio de la Cuesta de Mella, alimentada por las aguas del Río Nuevo. 

Lavadero de la Cuesta de Mella

LOS DEPÓSITOS DE AGUA DE LA CIUDAD

En su día los depósitos o tanques de agua fueron esenciales en las redes de abastecimiento de agua potable de las ciudades. En la calle Alegre, el que llegó a ser llamado “Faro de Canido” constituyó durante muchos años una referencia del barrio alto de Ferrol, albergando incluso las oficinas de la Asociación de Vecinos. Un grabado de Julio Ferrín y una fotografía de su etapa final nos muestran dos fases de la vida de esta desaparecida construcción.

Depósito de agua de Canido

 

 

23 LA PINTURA MURAL EN FERROL

BELLO PIÑEIRO Y GONZÁLEZ COLLADO

LAS PINTURAS MURALES

Desde la antigüedad la pintura mural fue una concepción artística y un recurso pictórico utilizado por el hombre. Sin necesidad de remontarnos a la prehistoria, podemos ver numerosos ejemplos de este arte mural en el Renacimiento y el Barroco. El siglo XX volvió a propiciar un desarrollo de esta pintura, aplicable directamente en la pared (al fresco o al seco) o utilizando materiales cerámicos y otros soportes.

En Galicia tenemos destacados pintores de murales, como son los casos de Rodríguez Castelao, Luis Seoane, Urbano Lugrís, José Laxeiro y Carlos Sobrino, que han dejado su obra en diferentes lugares de la Comunidad gallega. En Ferrol destaca especialmente la obra de Bello Piñeiro y de González Collado.

PINTURAS MURALES MODERNISTAS DE BELLO PIÑEIRO

SALA DE CONVERSACIONES DEL CASINO DE FERROL

Entre las obras modernistas de Rodolfo Ucha en Ferrol se encuentra el Casino Ferrolano, construido a partir del año 1922 en la calle Real. En su planta baja se encuentra la Sala de Conversaciones, más conocida por su nombre popular de la Pecera, un amplio salón dotado de una larga cristalera que mira a la calle. Su techo y sus paredes están decorados con unas simbólicas pinturas murales modernistas, únicas en su género en Galicia, obra del pintor natural de Mugardos Felipe Bello Piñeiro. Esta decoración mural, que abarca algo más de cien m2 y que constituye un homenaje al paisaje de San Andrés de Teixido, se realizó en varias etapas, entre los años 1925 y 1936. 




Vista de conjunto de las pinturas murales

 La obra muestra un singular conjunto decorativo dentro del espíritu modernista vigente en España de aquella época, uniendo influencias inglesas y orientales a una concepción panteísta del autor, que hace de su trabajo una recreación del paisaje gallego y de sus especies vegetales.

Como resultado de la obra de Bello Piñeiro, el techo quedó recubierto de una decoración vegetal, con predominio de tonos verdes, ocres y dorados, que alterna casetones decorados con dibujos de entrelazos célticos con otros que muestran dibujos de la emblemática flor del tojo. El casetón central se decora con una armoniosa combinación de hojas de roble y castaño, otras dos especies autóctonas de Galicia.

 


                                                             Vista parcial de la decoración

En las paredes del Salón de Conversaciones se van alternando varios paneles decorados con diferentes escenas de paisajes y motivos vegetales. Sobre un armonioso fondo verde aparecen mezcladas las doradas hojas del roble y castaño y las amarillas flores del tojo, añadiéndose la presencia del pino gallego, tanto en forma de sus agujas como de sus frutos.

En los paneles se muestran además expresivos paisajes de la ribera de la ría de Ferrol y del espacio natural del santuario de San Andrés de Teixido, tradicional lugar de peregrinación de la comarca, además de variados elementos simbólicos.  Destacan dos representaciones diferentes del propio apóstol San Andrés, ambas de carácter popular (los típicos “sanandreses”).

 

      Visiones de San Andrés

 Como característica singular de estas pinturas murales cumple resaltar la personal dedicatoria del autor que aparece escrita y que apenas se puede leer en un lateral del techo. Además de agradecer el apoyo de sus amigos Felipe de Vierna y Gumersindo Otero, dedica de forma especial este trabajo a otra persona de la que escribe que se trata de “un nombre de mujer que no diré nunca y por el cual toda Galicia está representada aquí”.

Dedicatoria escrita en el techo

Por respeto al propio Felipe Bello Piñeiro y a este amor atormentado, no damos a conocer en este trabajo el nombre de la  conocida mujer ferrolana que constituyó el gran amor de la vida del pintor de Mugardos.  Precisamente el desenlace poco afortunado de esta relación amorosa contribuyó a la muerte del pintor, que fallecería años más tarde alcoholizado.

 


Juego de Café Sargadelos

 En recuerdo al pintor de Mugardos, la Fábrica de Cerámica Sargadelos ofrece entre sus obras un decorado juego de café inspirado en los geométricos dibujos florales que Bello Piñeiro llevó a cabo en los murales del Casino de Ferrol.

 

LAS PINTURAS MURALES DE GONZÁLEZ COLLADO

En Ferrol, el pintor recientemente fallecido, José González Collado, dentro de su abundante producción, que incluye acuarelas, óleos y dibujos, ha dejado un interesante conjunto de pinturas murales, utilizando diferentes materiales y técnicas, algunas de ellas tristemente desaparecidas o en mal estado, y otras situadas en lugares de difícil acceso público.

Según sus biógrafos, Esperanza Piñeiro y Andrés Gómez Blanco, la primera obra mural que dio a conocer el pintor ferrolano fue un trabajo de cerámica que presentó el año 1959 en una exposición de la Casa de la Cultura de A Coruña. También fuera de Ferrol, el año 1961 pintó un amplio mural para la decoración del Centro Gallego de Madrid, sintetizando el paisaje del campo gallego.

Realmente las primeras pinturas murales que llevó cabo González Collado fueron las realizadas en Ferrol durante la época que hizo el servicio militar. Estas pinturas, de tema bélico, adornan las paredes de la Residencia Militar Baluarte y presentan un estilo y unas características formales que no dejan entrever su personal arte posterior.


Residencia Militar Baluarte
              

Siguiendo con su obra en Ferrol, González Collado llevó a cabo el año 1959 un amplio mural sobre cerámica cocida, decorando las paredes de los almacenes de tejidos Rafael y Vicente. Esta pintura mural de alto valor artístico y llamativo colorido, que representaba la historia del traje, sufrió diversas vicisitudes y hoy el establecimiento donde se encontrba el mural está cerrado al público.

Almacenes Rafael y Vicente 

Una serie de murales de gran interés son los que realizó el pintor y muralista ferrolano para el desaparecido Bambú Club, un conocido local de hostelería del barrio de Recimil, que hacía esquina con la plaza de España. Cerrado desde hace varios años y demolido en parte, el local, de triste propiedad municipal, todavía conserva una serie de pinturas murales que reflejan diversos temas tropicales, una obra que tampoco hoy es accesible al público.


Local del Bambú Club

De otro tipo, pero igualmente digno de resaltar, era el adornado mural de cerámica que decoraba la nueva iglesia de la parroquia ferrolana de Santa Mariña do Vilar, una escena bíblica pintada directamente sobre la piedra de la fachada. La mala calidad de la construcción obligó a demoler recientemente la fachada, desapareciendo la pintura mural de González Collado.


Iglesia de Santa Mariña 

Sin embargo, en diversos lugares de Ferrol se conservan pinturas murales en relativo buen estado de González Collado, caso del edificio de la Cocina Económica, las instalaciones del Gran Hotel Hesperia y la sede del Colegio de Ingenieros Industriales.

                                                                              


                                              

Cocina Económica de Ferrol

Gran Hotel Hesperia. Colegio de Ingenieros Industriales

Como contraste, en una conocida cafetería de la calle Real de Ferrol pueden verse los restos de varias pinturas murales del pintor ferrolano que quedaron completamente arruinadas tras las reformas realizadas en el local.


Cafetería de Ferrol

OTRAS PINTURAS MURALES Y VIDRIERAS DE IGLESIAS

Otras ejemplos de pinturas murales de Ferrol, en este caso en iglesias, son una imagen de Cristo que permanece en el ábside en el altar de la iglesia de Santa Mariña do Vilar, obra de Segura Torrella;  una representación de San Fernando montado a caballo en la fachada del templo de la Virgen del Pilar de Recimil, obra del pintor madrileño, vinculado a Galicia, Seijo Rubio; y una serie de pinturas del retablo de la iglesia de San Martiño de Covas, obra de Carlos Villaamil.


Imagen de Cristo. Segura Torrella 

En lo que se refiere a las vidrieras de iglesias de Ferrol es digno de señalar el conjunto que representa diversos personajes históricos y religiosos relacionados con la Orden mercedaria. Fue una obra realizada el año 1926 por el artista ferrolano Camilo Díaz Baliño en el ábside y el coro de la iglesia neogótica de la Virgen de la Merced.


Vidrieras de la iglesia de la Merced. Díaz Baliño

 

22 TRES EDIFICIOS DE LA ILUSTRACIÓN EN FERROL DOS DESAPARECIDOS Y UNO TOTALMENTE REFORMADO

 

LA CASA SOLARIEGA DE CAAMAÑO

Durante muchos años se conservó en la calle Dolores, esquina con Sánchez Barcáiztegui, un amplio y alargado caserón consistente de un bajo y dos plantas, construido en estilo neoclásico. Se trataba de la casa señorial de los Caamaño, conocida familia nobiliaria del siglo XVIII afincada en Ferrol. El sobrio y elegante edificio tenía la fachada de mampostería enlucida y esquinales de sillares labrados, estando dotado de balcones enrejados en la primera planta y ventanas de cantería en la segunda.

 


 Casa solariega de los Caamaño. Edificio actual

Miembros ferrolanos de esta familia fueron, entre otros, el conocido personaje ilustrado Juan José Caamaño y Pardo, conde de Maceda, que fue Regidor Perpetuo de Ferrol, y sus hermanos Rafael y Joaquín, que en su día fueron respectivamente Hermano Mayor y Consiliario del Hospital de Caridad de la ciudad, todos ellos hijos de Vicente Caamaño y Gayoso, Capitán de Navío de la Armada.

La casa solariega de Caamaño, que fue lugar de alojamiento de importantes visitantes de Ferrol durante los siglos XVIII y XIX, caso de los duques de Montpensier, en una nueva muestra del abandono del Patrimonio Cultural de la ciudad, fue derribada en la década de los años 1960, perdiéndose la piedra de armas de la familia Caamaño y construyendo en su lugar un amplio y poco atractivo edificio comercial.  

LA ANTIGUA ESCUELA DE GRAMÁTICA

Siendo Alcalde Mayor de Ferrol el asturiano Álvarez Caballero, se construyó a partir del año 1786, bajo la dirección del ingeniero sevillano Sánchez de Aguilera, en el extremo oriental del Paseo de las Delicias (hoy Cantón de Molíns) la llamada Escuela de Gramática o Cátedra de Latinidad. Se trataba de un edificio de acusada horizontalidad, construido en severo estilo neoclásico; constaba de dos cuerpos dotado de numerosas ventanas y un balcón central, con fachada de mampostería enlucida y cantería en sus esquinales.

Inaugurado el edificio el año 1788, la planta baja fue ocupada por la prevista Escuela de Gramática y las dependencias de la primera planta por el Concello de Ferrol.  La construcción daba esquina a la calle entonces llamada del Olvido, que llevó ese nombre debido a que en ella se encontraban la entrada a las dependencias de la cárcel municipal.

Antiguo Ayuntamiento de Ferrol. Edificio actual

El edificio se coronaba con una amplia cornisa de piedra cuyo óvalo central acogía un notable escudo de armas de la ciudad, consistente en una torre almenada de dos cuerpos, colocada sobre una restinga marítima y rematada de un farol, acompañada de un cañón y un ancla a cada lado. El escudo, diseñado tras la sesión municipal celebrada el 22 de Junio de 1778, se   se timbraba de una corona marquesal y estaba rodeado de una guirnalda vegetal.

El Concello de la ciudad se instaló el año 1802 en la sala capitular del nuevo y cercano edificio de la Cárcel Pública, regresando de nuevo el año 1847 al edificio del Paseo de las Delicias donde estuvo hasta el año 1953, cuando se inauguró la nueva sede del Ayuntamiento en la Plaza de Armas. Tras diferentes usos, entre ellos sede de Sindicatos de la época franquista, el antiguo caserón fue derribado en la década de los años 1970, construyendo en su lugar un moderno edificio de cinco plantas de viviendas y locales de diferentes usos, perdiendo así Ferrol otro de los hitos históricos de la ciudad.

El antiguo escudo municipal sufrió diversas vicisitudes y traslados, perdiendo la corona de remate, hasta que finalmente fue colocado, de forma negligente y sin realce alguno, en la entrada el Centro Cultural municipal de la calle del Hospital, donde hoy sigue esperando que se le busque la digna colocación que merece.

Por otra parte, se ha perdido, o al menos se desconoce el lugar donde se puede encontrar, una artística placa de bronce que estaba colocada en un lateral del edificio municipal, recordando el nacimiento en la cercana calle San Fernando de Esteiro el 17 de octubre de 1850 del fundador del Partido Socialista, Pablo Iglesias Posse, cuyo busto aparece en dicha placa enmarcado de una corona de laurel.

 

  

Escudo municipal. Placa de Pablo Iglesias

 EDIFICIO DE LA ANTIGUA CÁRCEL PÚBLICA

La tercera de las construcciones de la que hacemos referencia es el edificio de la antigua Cárcel Pública, construido entre marzo de 1794 y diciembre de 1801 por el arquitecto municipal José López Llanos. Levantado en el lado oeste de la plaza de la Constitución, se trataba de origen de un edificio exento, de formas clasicistas, de dos plantas de altura y forma cuadrangular, dotado de un gran patio central, amplios ventanales y  esquinales pétreos almohadillados.

Cárcel Pública, año 1910. Instituto de Enseñanza Media, año 1930

Además de albergar la Cárcel Pública y el Juzgado Municipal, desde el año 1802 el edificio albergó varias dependencias de la sede del Concello de Ferrol, hasta que éste volvió el año 1847 al edificio de la Cátedra de la Latinidad del cercano Paseo de las Delicias. El año 1907 el Juzgado Municipal fue llevado al edificio del Legado Carbajal de la calle Magdalena (luego sede del Ateneo Ferrolán), mientras que el año 1926 la Cárcel Pública se trasladaba a la calle de la Muralla.

El año 1927 el edificio pasó a ser el Instituto de Enseñanza Media de la ciudad hasta el año 1944, fecha en que, tras una permuta de terrenos, fue transferido al Ejército para albergar la sede del Gobierno Militar de la ciudad. El año 1953, según un proyecto del ingeniero militar Francisco Dopico, se modificó ampliamente el edificio original.

Para sus nuevas funciones se incrementó el espacio con la agregación de dos nuevas plantas, mientras se remodelaba su interior, instalando en el vestíbulo una artística escalera de honor y realizando diversas reformas interiores, aunque tratando de respetar las formas del edificio original.

Sede del Gobierno Militar, año 1960

Tras dejar su función militar el año 1994 e intentar, sin éxito, hacerse con su propiedad el Ayuntamiento de Ferrol, el año 1999 el edificio pasó a ser propiedad de una entidad bancaria, convirtiéndose en la sede de actos sociales y culturales de la Fundación ABanca, entonces Nova Caixa Galicia. Con tal motivo se llevó a cabo una amplia reforma de su parte interior que fue prácticamente vaciada y rehecha de nuevo.

Tratando de respetar exteriormente el carácter emblemático del edificio original, tras la reforma del arquitecto Romero Gil-Delgado finalizada el año 2005, la luz se ha convertido en la protagonista del edificio, entrando por el lucernario central del mismo. Dotado de auditorio, varias salas de exposiciones y diversas salas polivalentes, se ha discutido el pintado de sus paramentos exteriores, originalmente encalados, con una pintura de tonos azulados considerada fuera de contexto. Además desapareció el escudo de remate del edificio, siendo sustituido por el símbolo de la entidad bancaria.

Edificio de la Fundación ABanca, año 2010

A lo largo de sus 220 años de existencia este edificio, estudiado por Alfredo Vigo y Carmen Porta, tuvo variados usos. Según la Historia de Ferrol de Montero Aróstegui y el Álbum de Ferrol de Baamonde y Ortega, sobre la puerta de entrada al patio de la Cárcel se colocó una lápida diciendo que el edificio había sido proyectado y dirigido por el capitán de fragata e ingeniero López Llanos, que la terminó en diciembre de 1801. Esta lápida, como tantas otras relativas a la historia de Ferrol, se encuentra hoy en paradero desconocido.


 Historia de Ferrol. José Montero Aróstegui

A pesar de estar documentada esta autoría, un letrero colocado en la fachada del edificio, subvencionado por el “Fondo Europeo de Desenvolmento Rexional” (sic), adjudica la obra al arquitecto y monje benedictino Fray Plácido Camiña, en vez de su auténtico autor, el ingeniero López Llanos. Además se rotula el edificio con su actual función, dato sin relevancia histórica, cuando debiera indicarse su dedicación original al construirse el año 1801. El Ayuntamiento de Ferrol debería de controlar el contenido de la información de estas placas.


Placa en la fachada del edificio

21 FERROL. UN CUENTO TRISTE DE NAVIDAD

 

21 FERROL. UN CUENTO TRISTE DE NAVIDAD

           

                                                                    Dedicado a quien el lector ya debería saber

A la hora del tibio sol de mediodía de una mañana del mes de Diciembre, una amplia plaza de Ferrol estaba llena de gente, a pesar de encontrarnos en plena pandemia. Transcurrían plácidamente los días previos a las Fiestas de Navidad.

Aparecían las señales premonitorias del desastre que se avecinaba: los días eran más cortos y fríos; empezaba el pregón de una Lotería que nunca toca; los medios de comunicación, en pleno período de crisis, anunciaban sin pudor los turrones y los cavas más caros del mundo; los supermercados cambiaban las cosas de sitio para colocar a la vista las porquerías que engordan el cuerpo y adelgazan el bolsillo.

Llegaban los horribles días navideños que nos obligan a ser buenos y generosos con los familiares y conocidos que nos hacen la vida imposible; se acercaba el día de los Inocentes, en el que hay que gastar alguna broma; venían esas fechas en las que se debe sentar a un pobre a la mesa, como en las películas de Berlanga; y llegaban esas noches anteriores a la pandemia, cuando se salía en pandilla, se cantaba y bebía hasta la madrugada el día de Fin de Año.

Estábamos en las inacabables jornadas de compra de regalos para todos en la Fiesta de Reyes, al tiempo que se derrocha en guirnaldas y luces de colores mientras las ruines Compañías Eléctricas suben sus inentendibles tarifas, sin el debido control de los gobernantes. En resumen, unas insoportables fechas de consumo inmoderado y de costumbres obligatorias.

 


 Los tres Magos de Oriente

De repente, salieron de la niebla tres extraños personajes vestidos de forma estrafalaria, tocados con un manto de color y una especie de corona metálica en la cabeza. Uno tenía la barba blanca, otro la llevaba castaña y el tercero la tenía negra como el tizón de Navidad. Montaban unos exóticos animales, una especie de caballos grandes dotados de una gran chepa o joroba. A su alrededor ladraban los perros asustados, y en la plaza, tanto niños y niñas como personas mayores, se preguntaban quiénes eran esos tíos tan raros y qué puñetas hacían allí.  

Pronto llegaron unas aguerridas Fuerzas de Orden Público, vestidas de color negro como el carbón del Infierno, encapuchadas como horribles seres de otro mundo, armadas hasta los dientes, montados en unos sofisticados vehículos, dotados de chirriantes sirenas y luces destellantes, acompañados de fieros perros policía.  

 

Las aguerridas Fuerzas de Orden Público

 El Jefe de la fuerza se dirigió a los personajes recién llegados y al decirle que eran Magos y venían de Oriente, palideció, le dio una vuelta el corazón y de forma inmediata les preguntó por las mascarillas y el PCR, pidiéndoles los certificados de inmigración, el libro de familia, los permisos de residencia y de trabajo, los informes de buena conducta, el certificado de vacunación y la cartilla de no fumadores, así como el permiso de importación de camellos y fauna exótica.

Mientras tanto los agentes encapuchados empezaron a investigar la presunta procedencia ilegal, posiblemente de China o de Corea, de los juguetes y regalos que traían los tres curiosos personajes, mientras otros buscaban el escondrijo de marihuana, cocaína y otros alucinógenos en las chepas de aquellos extraños cuadrúpedos que montaban.

 


                                                                 El Papá Noel de las Tierras Nórdicas

Cuando otros personajes participantes de este sarao, procedentes de las frías tierras nórdicas, los llamados Papa Noel y Santa Claus, conocieron la triste peripecia de sus colegas de Oriente, guardaron en sus armarios las campanillas, gorros y trajes rojos. Encerraron sus renos y los trineos, mientras esperaban una mejor ocasión para viajar a esta ciudad, tan lleno de tordas, dejando sin argumentos este cuento de Navidad que parecía tan feliz.

Desde entonces, recordando esta visita, los vecinos más cursis del pueblo colocan en las ventanas y balcones de sus casas unas colgaduras mostrando los Reyes Magos y Papa Noel trepando por unas escalas, una mala costumbre que no se debe permitir, ya que ofende las santas conciencias de ciertos ciudadanos laicos y la sensibilidad de conocidos raperos

Además no se refleja la auténtica realidad social de un país, donde los que de verdad penetran hoy sin permiso en nuestras viviendas, al parecer con el permiso de la autoridad competente, son ciertas bandas de albano-kosovares o de sinvergüenzas que se hacen llamar okupas.


                                                                Los visitantes de Ferrol en la Navidad

En vez de los Reyes Magos y demás personajes de ciencia ficción, tendrían que visitarnos otros individuos de mayor actualidad, los cuatro Jinetes del Apocalipsis, que representan los males que aquejan a la Humanidad: la Guerra, el Hambre, la Enfermedad y la Muerte. Hoy en día esos cuatro Jinetes de la Apoca Crisis estarían representados por los Políticos, los Sindicalistas, los Jueces y los Banqueros, en el orden que ustedes elijan.

 


 Los cuatro Jinetes de la Apoca Crisis

El Papa de Roma, Francisco, dentro de las voluntariosas e inútiles reformas que intenta realizar, debería reducir por decreto estas inacabables fiestas a cuatro fechas: Nochebuena y Navidad, Año Viejo y Año Nuevo. Podría añadir la Fiesta de Reyes, para que la celebren los monárquicos impertinentes y  los que todavía creen en los Magos.

Resumiendo: llega la insoportable Navidad, nacida como una fiesta cristiana y solidaria, y hoy convertida en la festividad más egoísta y hortera del calendario. Unas fiestas injustas en las que el pobre se siente más pobre que nunca y el que está solo se encuentra todavía más solo.

                                                                                  Mascarilla navideña

Este año tendremos la dulce compañía de la pandemia que nos invade; pongámonos la mascarilla y dejemos el turrón y las uvas para otro año. Llegados esos tristes  momentos de la Navidad, felicidades y que ustedes lo pasen lo mejor que puedan.