30 EL MAR DE A MAROLA. EL OTRO MAR DE FERROL

 

LA ISLA  Y EL MAR DE A MAROLA

En pleno Golfo Ártabro, como punto de encuentro de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, se encuentra la isla de A Marola, situada frente a Punta Pedrido y Punta Rasa, dentro de la parroquia de Santa María de Dexo perteneciente al Concello de Oleiros. En la accidentada costa de Dexo, enfrente de las citada isla, se encuentra la llamativa Punta de O Seixo Branco, un cantil que debe su nombre a su gran veta de cuarzo, visible a gran distancia y que posee un característico brillo con la luz del sol.

La isla de A Marola realmente es una roca irregular o promontorio rocoso, mayormente de piedra de granito, casi totalmente carente de vegetación, emergiendo del mar escasamente a 1 milla de la costa. La isla acoge una fauna, estudiada por Estanislao Fernández de la Cigoña, formada por aves nidificantes como el cuervo marino cristado y la gaviota patiamarilla, y mamíferos como algunas nutrias y murciélagos, mientras gozan de merecida fama las sardinas y merluzas de sus aguas. Muy cerca, a poco más de 700 metros al este de la isla de A Marola se encuentra el pequeño islote de O Marolete, llamado también O Corval (lugar de cuervos). Para algunos ambos son conocidos como los Farallones de A Marola.

   


                                                                     A Coruña. Carta Náutica, año 1764

Una de las más antiguas representaciones donde aparece la isla de A Marola es en una carta náutica de la colección Martínez-Barbeito, hoy en el Archivo del Reino de Galicia. Titulada “Plan de la Baye et Port de La Corogne”, es un precioso grabado en cobre coloreado a mano, impreso en París el año 1764. En la carta aparecen dos islotes rotulados como Roches de la Marola y en la costa la Pointe de Monte Branco.

Por su situación la isla de A Marola controla la entrada del Golfo Ártabro, siendo punto de confluencia de las corrientes marinas oceánicas y lugar de encuentro de las aguas de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, dando lugar a una mar normalmente muy batida y que en determinadas circunstancias de viento, llega incluso a ser arbolada, lo que justifica su fama que se refleja en numerosos refranes y dichos populares como el conocido que dice: “O que pasou a Marola, pasou a mar toda”.

Tanto para Cornide de Saavedra en su obra Descripción circunstanciada de la Costa de Galicia (ano 1764) como para Lucas Labrada en su Descripción económica del Reyno de Galicia (ano 1802) dicho accidente geográfico viene definido con el nombre de Pena da Marola. Para el primero de los ilustrados se trata de un “escollo grande y peligroso, donde zozobran muchas embarcaciones y el único mal paso para los buques que cruzan continuamente de La Coruña y Betanzos al Ferrol”. 

Mientras que la palabra Marola tiene un similar significado en los idiomas gallego y castellano: “movimiento o estado de agitación de las olas del mar”, el Diccionario de fraseoloxía galega, editado en Santiago el año 1991, recoge como frase aún hoy utilizada “Has de ir ao mar da Marola”, que viene a significar “Aínda que poñas interese, hache de custar traballo”.    

LA CANCIÓN POPULAR, LOS POETAS GALLEGOS Y LA ISLA DE A MAROLA

Pero también en el campo de la canción popular aparece recogido de  forma profusa este topónimo. La publicación Colección de Cantares Gallegos, que José Casal e Lois recopiló el año 1865 incluye la siguiente cantiga:

Rema, barqueiriño, rema,

bótame d´esta mar fora,

que me dí mêu corazón

qu´hei de morrer n-a Marola.

   

Isla de A Marola. Acantilado de O Seixo Branco

Otra serie de coplas populares cantan a isla de A Marola, que fue de siempre motivo de inspiración y objeto de atención popular por la bravura con que bate la marejada. Diversas variantes de una cantiga referente a ella aparecen recopiladas por Carmen Hermida en su obra Polo mar abaixo vai .... , publicada el año 2003:

                              Pasei a mar da Marola,                   Moreniña por te ver

ferrolana por te ver,                        pasei a mar da Marola,

paseina de madrugada                   arrisquei a miña vida

a piques de me perder.                  a piques de eu morrer.

Moreniña por te ver                        Pasei a mar da Marola,

pasei a mar da Marola,                   ¡adeus, miña queridiña¡,

moreniña por te ver                         polas illas de Sisargas,

pasaría eu a mar toda.                    ¡como si nunca te vira¡

                                Pasei a mar da Marola,

                                moreniña por te ver,

                                pola pena da Marola,

                                a piques de me perder.

También el moderno mundo musical dedicó su mirada a la isla coruñesa. Los Diplomáticos de Monte Alto, grupo coruñés de música rock, tenían en su repertorio la canción titulada Marola, donde decían:

                                                             ?Onde está a Maroliña,

   onde estás que te quero ver¿

     Avante toda, co mar ás costas,

                                                             Marola de meu querer.

 


La Peña de la Marola. Grabado de Antonio de Caula

Entre las representaciones gráficas de esta conocida isla destaca un grabado de Antonio de Caula del año 1883 titulado “La peña de la Marola”, donde aparece la isla rodeada de un encrespado mar, mientras se muestran en primer término un pequeño vapor y dos dornas desplegando al viento sus velas latinas.

De la misma forma los poetas gallegos cantaron a este accidente geográfico que la tradición marinera convirtió en un lugar temible. Curros Enríquez, el poeta de Celanova, canta a la isla en una patriótica y combativa composición que tituló “En corso”:

 

Mariñeiros da Marola,                          Mariñeiros da Marola,

de illas Cíes e do Orzán,                       de illas Cíes e do Orzán,

remendade ben as velas,                     non seredes mariñeiros

dáille sebo ás cordas xa;                       si temedes hoxe o mar;

reparade as velles redes,                      unha forca en cada verga,

os coitelos afiai,                                      na cintura un bon puñal,

i aprestaivos, mariñeiros,                      no temón un brazo forte

pola patria a mariñar.                            i a bogar, bogar, bogar ....

María Mariño, la poeta de Noia, recientemente galardonada con el premio del Día das Letras Galegas, le dedicó uno de sus poemas:

Crucei o mar da Marola e faloume no seu son,

faloume aberto en voz sonora e ritmo forte.

Cando de soia me erguín crucei o mar

da Marola; eran as ondas, enteiras, duras e longas,

era a súa espuma loita, non tiña medo do vento.

Mar sen marea que trocara súa ronda.

 Igualmente el escritor de Malpica Xosé M. Pose Mesura escribió recientemente un poema sobre el mar de A Marola, que leyó durante el pregón dedicado a Esmelle en la primera romería castreña del año ano 2002:

                                            Pasei o mar da Marola,

lixeiro para quererte,

Montecelo, Prioriño,

Doniños en donde ferven

asulaugados segredos.

 


                                                                 La isla de A Marola. Ánxeles Pena

El cuadro “La isla de A Marola”, es una obra del año 1998 de la pintora y poeta coruñesa Ánxeles Penas, autora de unas marinas de estilo muy personal. En este caso su obra se puede incluir dentro de la nueva figuración, dando la impresión de que la isla es un cetáceo que emerge de las aguas entre la niebla. 

El mar de A Marola inspiró también a los poetas en idioma castellano, como fue el el caso de del  historiador ferrolano Benito Vicetto que publicó una expresiva poesía titulada “La peña de la Marola” el año 1833 en la Revista Galaica, donde escribe: 

Negro peñasco que elevas                            Gigante de dura roca

tu frente sobre las ondas,                             que el vendaval rebramante

sin que ni un día la escondas                        por más que agite anhelante

en los abismos del mar;                                 la inmensidad sobre tí,

fragmento de la osamenta                            tú respondes al combate

de esta tierra en que nacimos,                      con tu imponente fijeza,

inmóvil peñón que vimos                               elevando tu cabeza

               siempre altivo, siempre igual.                       como buscando el cenit.

A pesar de la fama de peligrosas que siempre tuvieron las aguas de A Marola, no fueron muchos los naufragios y accidentes registrados en sus inmediaciones. No obstante, tuvo gran resonancia la muerte por ahogamiento cerca de sus aguas en junio de 1935 de Teodoro Morgade, poeta nacionalista nacido en Baio, que falleció con veinte añios de edad, en una prematura muerte como las de Manoel Antonio y Amado Carballo, también cantores del mar de Fisterra como Morgade.

 LA ISLA DE A MAROLA, LOS ESCRITORES Y SU RECUERDO EN FERROL

Farallón blanqueado por la espuma marina, A Marola y sus aguas adyacentes fueron siempre un paso difícil para la navegación, donde recibían el primer golpe de mar los emigrantes que marchaban a América y el último los pesqueros que regresaban del Gran Sol. De manera especial los vapores de viajeros que durante muchoa años hicieron la ruta entre los puertos de Ferrol y A Coruña (caso del “Ferrolano”, “Marqués de Amboage”, “Comercio”, “Mosquito” y otros) estuvieron sometidos a los embates de sus encrespadas ondas.


La isla de A Marola recibió la atención de escritores y viajeros. El militar y presunto espía inglés William Dalrymple embarcó en A Coruña hacia Ferrol. En su libro Viaje por España y Portugal el año 1774 describe su paso por A Marola: “Embarqué en un barco de pasaje para Ferrol. En la bahía de Betanzos hay una roca a una milla de la orilla; los marineros decidieron doblarla por la parte de tierra; el pasaje, al oir la decisión, comenzó a clamar contra la medida ...... Cuando llegamos a la roca, que tenía el peor de los aspectos, las olas nos sacudían y nos hacían rodar ........”. Finalmente el barco que conducía al escritor inglés arribó al puerto de Ferrol.

El año 1797 el ilustrado ferrolán Caamaño y Pardo elevó una exposición defendiendo la habilitación comercial del puerto de Ferrol. Citando el transporte de mercancías entre Ferrol y A Coruña escribía: “La travesía es muy temible por ser la costa brava, el choque y encuentro de rías y vientos impetuosos, tanto que los prácticos tiemblan este corto pasaje más que otros viajes más largos; y en medio hay un baxío que llaman La Marola, cuyos peligros lo explica con énfasis un proverbio vulgar: el que pasa la Marola, pasa la mar toda”.

En la visita que realizó a Galicia, el año 1836 George Borrow viajó por mar desde A Coruña a Ferrol. Con relación al viaje escribe en La Biblia en España: “Me mareé mucho en la travesía y tuve que ir echado, casi sin sentido, en el fondo de la pequeña lancha, abarrotada de gente. El viento era contrario y la marejada muy fuerte. No pudimos izar la bandera; unos marineros nos llevaron a remo y en todo el tiempo no cesaron de cantar canciones gallegas”.

Como recuerda Guillermo Llorca en su obra Ferroláns en Cuba, el periodista Álvaro de la Iglesia publicó el año 1886 en la revista cubana Galicia Moderna un artículo titulado “La Marola”, escribiendo: “Allí está. Álzase magnífica e imponente cual centinela avanzado de nuestro litoral, ..........  Desde afuera, se asemeja a un inexpugnable baluarte situado al abrigo del acantilado del Seijo Blanco. Desde la costa parece gigantesca ballena muerta á merced de las olas, a cuyo lado cruza el diminuto vapor del Ferrol como gallardo cisne”. Y así la ve, surgiendo de las aguas, el pintor Felipe Bello Piñeiro.

 


                                                        Bello Piñeiro, año 1923. La isla de A Marola

El año 1893 A Coruña fue la etapa final del periplo realizado por el viajero vasco Becerro de Bengoa que desde el muelle del Parrote descubre el amplo panorama de entrada al puerto coruñés, escribiendo que “las avanzadas puntas del Bufadoiro y del Seixo ocultan a la famosa Peña Marola,

.... solitario de granito,

vestido de blanca espuma,

destacado entre la bruma

que le envuelve sin cesar ....”

 El escritor coruñés Wenceslao Fernández Flórez el año 1918 dentro de sus crónicas parlamentarias del diario ABC, tituladas “Acotaciones de un oyente”, citando al diputado ferrolano García Valerio y sus continuados viajes en el vapor entre Ferrol y A Coruña escribe: “Durante muchos días se vió obligado a abandonar su dulce retiro de Serantes y pasar la Marola - donde los vientos del Sudoeste alzan oleadas furiosas -, sobre la cubierta de un pequeño vapor que le transportaba a La Coruña”. 

En fecha más reciente, el escritor ferrolano Torrente Ballester en su obra del año 1982 Dafne y ensueños cita los vapores “Marqués de Amboage” y “Mosquito” que hacían la travesía entre Ferrol y A Coruña, escribiendo que “La Marola es una peña que emerge más o menos en un lugar donde las corrientes se juntan y arman un buen remolino. Decían quienes lo vieron, que yo no fui en él jamás, que el barquito, en cuanto abandonaba la ría empezaba a bailar, y no lo dejaba hasta enfilar el castillo de San Antón”.

La Armada española, siempre atenta a los temas marineros, bautizó con el nombre de “Marola” a una patrullera que durante casi treinta años ejerció labores de vigilancia y salvamento marítimo en las aguas del  océano Atlántico y el mar Cantábrico, hasta que fue retirada del servicio el año 2010.

En su metopa, el emblema del buque para entendernos, diseñada por el almirante eumés Sande Cortizo, aparece un jabalí, motivo que, entre otras razones, atribuye a la presencia del linaje de los Andrade en la zona del Golfo Ártabro. De la misma forma aparece en la parte baja de la metopa una representación de la isla de A Marola entre las ondas de la mar.

                                         

Patrullero “Marola”

 Marola es también un sonoro nombre femenino. Así se llama la atractiva joven protagonista de la zarzuela La Tabernera del Puerto, obra que compuso Pablo Sorozábal el año 1936. Asimismo Marola es el título de un drama de reivindicación galleguista que Ramón Suárez Picallo, emigrante y político natural de Sada, estrenó en el Teatro Mayo de Buenos Aires el año 1925.

Por último, llevan el nombre de A Marola una calle del tradicional barrio ferrolano de Canido y otra del barrio coruñés de Monte Alto. En ambos casos es una forma de que las gentes marineras de ambas ciudades recuerden con orgullo esta isla, que tanto unos como otros consideran como propia.

 

Calle de la Marola. Canido. Ferrol

29 EL MODERNISMO EN FERROL. EL ANIVERSARIO DE RODOLFO UCHA PIÑEIRO


El Modernismo, como arquitectura renovadora y de vanguardia diseñada para la clase burguesa que nació del proceso industrial surgido a principios del siglo XX, tuvo su mayor incidencia en las localidades de la costa española que alcanzaron un amplio desarrollo económico en esa época. Este movimiento artístico arraigó con cierta profusión en la Comunidad de Galicia, desplazando al Eclecticismo y a las tendencias historicistas, para dejar paso más tarde al Regionalismo.

Compartiendo cierto protagonismo con la arquitectura indiana, se manifestó con ejemplos notables en Ferrol y otras urbes costeras de Galicia como Vigo, Pontevedra, A Coruña, Sada o Ribadeo, donde ejercieron su oficio arquitectos como Rodolfo Ucha, Julio Galán, Pedro Mariño, Ricardo Boán o Jenaro de la Fuente. El Modernismo en Ferrol estuvo prácticamente representado por Rodolfo Ucha Piñeiro, nombrado Arquitecto Municipal el año 1909.

RODOLFO UCHA PIÑEIRO, UN ARQUITECTO MUNICIPAL INNOVADOR

Rodolfo Ucha Piñeiro nació en Vigo el 27 de Septiembre de 1882. Tras estudiar en Ferrol, Santiago y A Coruña se matriculó en la Escuela de Arquitectura de Madrid, obteniendo el año 1906 el título de Arquitecto. Se trasladó a Ferrol el año 1907, desarrollando su actividad profesional en esta ciudad y siendo nombrado Arquitecto Municipal en Mayo de 1909, cargo que ejerció hasta el año 1936. Después de ejercer como Arquitecto del Ministerio de Marina hasta el año 1915, entre los años 1919 y 1952 perteneció al Cuerpo de Arquitectos de la Hacienda Pública, trabajando de forma intermitente en las Delegaciones de Salamanca, Málaga y A Coruña.


                                                       Rodolfo Ucha y Ángeles Donate

El año 1921 Ucha Piñeiro se casó en Ferrol con María de los Ángeles Donate, teniendo seis hijos, de los que el mayor siguió la carrera de arquitecto. Finalizada la Guerra Civil trabajó de forma particular en la ciudad hasta el año 1976. Decano de los arquitectos colegiados en Ferrol, en reconocimiento a su larga trayectoria recibió un homenaje en 1977, cuatro años antes de su muerte, ocurrida a la avanzada edad de noventa y nueve años el 27 de enero de 1981, cumpliéndose ahora los 40 años de su fallecimiento.

Académico de Bellas Artes de San Fernando, proyectó notables obras de diferentes estilos arquitectónicos, aunque en el Modernismo logró sus mayores aciertos estéticos. Con su amplio bagaje académico y artístico destacó en su época, siendo un autor versátil que según su obra tuviese carácter institucional o fuese un encargo privado, utilizó un doble lenguaje, oficialista y austero o bien un tratamiento más atrevido y decorativo. A partir del año 1915, al decaer el Modernismo, sus obras siguieron mostrando gran originalidad y osadía, experimentando nuevas soluciones.

 LA OBRA DE RODOLFO UCHA

Rodolfo Ucha fue autor de una abundante obra siendo un importante representante en Ferrol de los diferentes estilos surgidos en el arte contemporáneo desde comienzos del siglo XX, en especial del Modernismo, corriente que aquí se recoge. Entre los años 1900 y 1925 se levantaron en Ferrol más de veinte construcciones dentro del estilo modernista imperante, la mayoría de ellas de su autoría.

Casa Romero, año 1910. Chalet de Antón, año 1918

Entre sus obras modernistas de mayor interés puede citarse la Casa Romero. Calle Concepción Arenal, 1. Año 1910. Obra de buen tamaño abierta a tres calles, ejemplo del Modernismo aplicado a edificios residenciales. Muestra un ritmo llamativo causado por sus ventanas y miradores, además de elaborados detalles decorativos de carátulas, máscaras y triglifos.

Chalet de Antón. Calle San Roque, 8. Año 1918. Edificio singular destinado a vivienda unifamiliar, hoy convertido en Colegio. Destacan el original mirador volado de planta hexagonal, elaborado de madera y colocado en una esquina, la artística marquesina de entrada y los azulejos de estilo andaluz.

Antiguo Hotel Suizo, hoy sede de entidad bancaria. Calle Real, 134. Año 1916. Los abundantes miradores y ventanas otorgan a la fachada un estilo singular y mayor verticalidad al edificio. Espectacular fachada de dos pisos, elegantes dobles ventanas enmarcadas, sofisticadas balconadas de hierro forjado y remates de peineta.

Antigua Fonda Suiza, hoy remodelada como Hotel. Calle Dolores, 67. Año 1910. Obra en esquina que resalta sus dos fachadas, concentrando los rasgos modernistas en sus ventanas enmarcadas y en sus variados balcones con rejería de hierro forjado.

El Teatro Jofre de Ferrol inaugurado el año 1892, cambió su sencilla fachada clasicista por una adornada fachada modernista, obra de Rodofo Ucha el año 1919, incorporando una rica decoración, incluyendo su llamativo pórtico y la generosa terraza e incorporando unas vistosas máscaras femeninas alusivas a la comedia y el drama.

 


                             Edificio del Hotel Ideal Room. Antes (año 1917) y después (año 2020)

El antiguo Hotel Ideal Room. Calle Real 97. Construido el año 1917 mezclando detalles decorativos modernistas con eclécticos. El amplio edificio de cuatro plantas estaba dotado de miradores de madera, balcones centrales de rejería, atractivos adornos en las esquinas curvas y unas llamativas torres de madera dotadas de tejado, hoy desaparecidas. Actualmente reformado, la planta baja está dedicada a comercio y las plantas altas a viviendas.   

 


                                     Máscaras modernistas del Teatro Jofre y de Casa Romero

Casino Ferrolano. Calle Real, número 100. Fecha de construcción, año 1921 con ampliaciones y reformas posteriores. Edificio que emplea por vez primera el hormigón armado en Ferrol, combinando en su fachada interesantes recursos del Modernismo y del Eclecticismo. En su interior destacan la Sala de Conversaciones con sus pinturas murales modernistas, el salón de fiestas y los patios.

Dos obras diferentes son los edificios de la Cocina Económica y la Pescadería del Mercado Central. La Cocina Económica es una obra del año 1921, una construcción de planta baja rectangular. Obra sobria, de cálido colorido de paramentos y simétrica distribución de vanos con ventanas de adornos geométricos. La Pescadería es una obra del año 1923, situada en la Alameda. Consiste en un amplio pabellón de planta corrida con fachadas simétricas modernistas. Disposición interior con cabeceras de arco escarzano, amplios remates de las pilastras y elegante tratamiento de los enrejados.


                         Pescadería del Mercado Central, año 1923. Cocina Económica, año 1921

Las viviendas de Rodolfo Ucha se adaptan al modelo tradicional del barrio ilustrado; puertas y ventanas en la planta baja, balcones y miradores en la planta primera, y galería corrida en la planta segunda, rematando a veces con una bufarda. Las galerías y los miradores consisten en un cuerpo volado de madera y cristal, con formas decorativas variadas: rectas, ovales y guirnaldas, entre otras. 

Entre estos edificios destacan la Casa Munduate, calle Magdalena, año 1911; las  Casas de Pereira (I y II), calles María y Dolores, años 1912 y 1915; la Casa Brañas, calle Real, año 1913; la casa Bruquetas, calle de la Iglesia, año 1914; la Casa Vázquez, calle Pardo Bajo, año 1914; y la Casa Rodríguez Trigo, calle Real, año 1915.

 


Viviendas de estilo modernista. Rodolfo Ucha. Ferrol

Entre las obras tardías de Rodofo Ucha, dotadas de rasgos modernistas, están el Banco de La Coruña, año 1920, y el Chalet de Canido, año 1921. La primera, hoy local hostelero, tiene una elegante fachada con largas ventanas y balcones de piedra. La segunda, en principio destinada a vivienda, combina diversos elementos modernistas y coloniales, destacando el llamativo remate de una torre-mirador esquinal. 

 


Antiguo Banco de A Coruña. Año 1920. Chalet de Canido. Año 1921

Además de las obras modernistas de Ucha Piñeiro desaparecidas, como el Café-teatro New England,  deben citarse obras proyectadas y no realizadas, como el Chalet de José Canalejas y la Casa del Pueblo. Igualmente Ucha Piñeiro llevó a cabo otras obras en los estilos Ecléctico, Art Decó y Racionalista. El año 1926 proyectó la iglesia de la Merced en estilo neogótico, el año 1935 construyó el edificio del cine Callao en estilo art-deco, derribado el año 1976, y el año 1940 levantó el Pabellón de Oficiales del Hospital de Marina en estilo racionalista, remodelado el año 2000.

 RODOLFO UCHA, UN INNOVADOR DE AMPLIOS REGISTROS

La obra del arquitecto Ucha Piñeiro ha tenido un amplio reconocimiento fuera de Ferrol. El año 2008 la prestigiosa revista catalana “Coup de Fouet”, órgano oficial de la Ruta Europea del Modernismo, publicó un artículo dando a conocer la importante obra en Ferrol de Rodolfo Ucha. En el trabajo es designado como “un innovador de amplios registros”, un arquitecto que supo integrar de manera ejemplar en el barrio ilustrado de la Magdalena una serie de obras de estilo modernista.

 


                                                        Revista Coup de Fouet, año 2008

EL MERECIDO HOMENAJE A RODOLFO UCHA

Precisamente en estas fechas, el 27 de enero de 2021, se cumplen 40 años del fallecimiento de Rodolfo Ucha Piñeiro. A pesar de su amplia y variada obra en Ferrol, donde trabajó más de sesenta años, de ellos treinta como Arquitecto Municipal, no ha sido hasta ahora el momento en que ha obtenido el debido reconocimiento del Concello ferrolano, que, según se puede leer en la prensa, ha decidido nombrarle Hijo Adoptivo de la ciudad Ferrol.  

Sin embargo, diversas asociaciones y entidades de la ciudad ya supieron reconocer en su momento la labor de Rodofo Ucha. Entre ellas está la Fundación Ferrol Metrópoli que el año 2009, con motivo de cumplirse 100 años del nombramiento de Rodolfo Ucha Piñeiro como Arquitecto Municipal de Ferrol, organizó una exposición en la sede del Colegio de Arquitectos de la ciudad y publicó un trabajo con una selección de sus obras más importantes.

 


Homenaje a Rodolfo Ucha, año 2009

 

 

 


28 EL PATRIMONIO INDUSTRIAL DE FERROL. TRISTES EJEMPLOS DE SU DESAPARICIÓN

 

Cuatro fábricas de diferente orientación industrial que durante el pasado siglo XX tuvieron gran relevancia en la ciudad, empleando a cientos de trabajadores, fueron la Fábrica de Lápices HISPANIA, la factoría bacaladera PYSBE, la fábrica de equipos eléctricos FENYA y la Peninsular Maderera (PEMSA). Las cuatro empresas constituyen un triste ejemplo de industrias no dependientes del monocultivo de la Construcción Naval, que, tras una importante labor industrial, tuvieron que cerrar sus puertas.

LOS PRECEDENTES DEL SIGLO XIX

Durante el siglo XIX Ferrol fue una urbe vinculada a las necesidades del Estado y la Marina. La industria privada apenas avanzó, dada la disminución de las actividades del sector industrial mientras se producía el ascenso del comercio y los servicios. En esa época empezó un repunte de la construcción naval en los astilleros privados, y estuvieron activas algunas fábricas de curtidos, textiles o de madera.

El sector comercial estuvo más activo durante el siglo XIX. Con presencia del sector de tejidos, ferretería y joyería, el comercio tenía una gran incidencia en la alimentación, vinos y coloniales. Como dato negativo, Ferrol estuvo aislado de la red ferroviaria hasta entrado el siglo XX y su puerto comercial tenía un movimiento muy inferior a los de A Coruña y Vigo, los puertos gallegos de mayor tráfico comercial el siglo XIX.

 EL CRECIMIENTO INDUSTRIAL DURANTE EL SIGLO XX

 Entrado el siglo XX, se fue desarrollando de forma paulatina en el centro urbano y en la periferia de la ciudad una industria local, con la puesta en marcha de empresas que no siempre estaban vinculadas directamente a la industria naval, con actividades tan diversas como aserraderos, telares, fundición, calderería y cerámica.

 

Fábrica de Lápices Hispania

 Tuvo una importante incidencia en Ferrol la fábrica de lápices Hispania, fundada el año 1934 por una sociedad de la que Alberto Fernández era director gerente, siendo su primera instalación en el muelle Concepción Arenal, ocupando unos 900 metros cuadrados y produciendo 36.000 lápices al día. En la década de 1940, la fábrica se instaló en la calle Baterías, en un amplio edificio de formas racionalistas, ocupando casi 5.000 metros cuadrados y empleando más de 400 empleados, principalmente mujeres.

Su marca registrada se basaba en un conocido logotipo de dos figuras humanas de manos entrelazadas, acreditando sus lápices, de  gran calidad de su madera de cedro y su mina de grafito, produciendo hasta 180.000 unidades al día. El nombre del lápiz, Johann Sindel, era del técnico alemán, jefe del taller que empleaba maquinaria también alemana. 

La fábrica Hispania desarrolló un importante papel productivo en difíciles tempos de autarquía, no solo fabricando sus acreditados lápices, sino también plumillas de acero, bolígrafos o peines de caucho, incluso armónicas musicales, hasta su cierre definitivo el año 1986. Su edificio fue derribado, con la oposición ciudadana, para construir un grupo de viviendas en su solar, hoy arruinado. No se conservó la elegante fachada Art Deco, ni la alta chimenea de ladrillo, símbolo visible del paisaje del puerto ferrolano.

 

Factoría de la PYSBE

Unas 300 personas componían inicialmente la plantilla de la PYSBE (Pesquerías y Secaderos de Bacalaos de España), una empresa con domicilio social en Pasajes de San Juan (País Vasco), donde disponía de una flota de trece barcos dedicados a la pesca del bacalao en las aguas de Terranova. El año 1936 se otorgó una amplia concesión de 15.000 mil metros cuadrados a la empresa PYSBE en el muelle Fernández Ladreda, comenzando a funcionar la nueva fábrica el año 1945.

La factoría consistía en un amplio edificio de alargada fachada, compuesta de ocho pabellones con cuatro calles, dedicados a frigoríficos, almacenes y maquinaria para el secado y la salazón del bacalao, produciendo unas 15.000 toneladas anuales de bacalao. Las instalaciones ferrolanas daban empleo a más de 700 personas, muchas de ellas mujeres, dedicadas a la manipulación del bacalao y a la reparación de redes.

Con los años la empresa bacaladera PYSBE perdió eficacia en su funcionamiento y disminuyó su producción. A pesar de renovar la flota pesquera y mejorar las fábricas, con el apoyo de la Administración, debido a la sobreexplotación de los caladeros, las medidas reguladoras de la pesca, la ampliación de aguas jurisdiccionales de Canadá, y la falta de adaptación a métodos más modernos hicieron que la factoría PYSBE finalizase sus actividades el año 1973, siendo derribadas sus instalaciones.     

 

                                                                                                        Fábrica de FENYA

En mayo de 1940, se constituyó la fábrica FENYA (Fabricaciones Eléctricas Navales y Artilleras), empresa especialmente dedicada a la fabricación de equipos para buques mercantes y de la Armada, así como para el Ejército de Tierra. Especializada en la elaboración de equipos telefónicos, cuadros de distribución, motores eléctricos y equipos de navegación, pretendía realizar una serie de equipos y componentes que hasta entonces eran importados.

La fábrica, dirigida por el ingeniero José María González-Llanos, se componía de tres amplias naves de 45 metros de largo, situadas entre las calles Alegre y Santos. Empleando a antiguos maquinistas y técnicos de la Armada, llegó a contar con 500 empleados. Llegada la crisis de los años 1980, se trasladó al polígono de la Gándara,  cerrando sus instalaciones mediados los años 1990 y despareciendo  las antiguas naves de la fábrica de Canido, hoy ocupado su solar por una nueva urbanización.


                                                             Instalaciones de la Peninsular Maderera (A Malata)

La fábrica de la Peninsular Maderera (PEMSA) fue creada el año 1953 en la ensenada de A Malata, en el lugar que hoy ocupa el estadio municipal de ese nombre. Su presidente fue el empresario orensano Francisco Bergaz, usando una concesión para usar como materia prima la madera procedente de la Guinea española, llegando en barco los troncos al puerto comercial ferrolano, siendo transportados en lanchas hasta A Malata, aprovechando la subida de la marea a través del río de A Sardiña.

Durante los años 1960 empleó hasta 560 trabajadores fijos y más de 100 eventuales, elaborando una gran cantidad de puertas de reconocida calidad, pero también marcos, tableros y materiales de contrachapado La fábrica disminuyó su producción a partir de los años 1970, principalmente a causa de la descolonización de Guinea, que canceló la concesión maderera a la empresa ferrolana, cerrando sus puertas el año 1977. 

OTRAS EMPRESAS DEL TEJIDO INDUSTRIAL Y COMERCIAL

Hubo otras empresas de cierta relevancia, de diferentes sectores industriales que tampoco lograron su continuidad en la ciudad. Al sector textil pertenecía Manufacturas Piñón, que inició su actividad el año 1921 en un taller de la calle del Sol, con 20 personas empleadas, una docena de máquinas y una producción anual de 360.000 pares de calcetines. El año 1942 se trasladó a una nave de la calle Rubalcava donde llegaron a trabajar unos 200 empleados produciendo toallas, calcetines, géneros de punto y prendas de algodón, ampliando su actividad con carpintería de tableros, contrachapados y cartonajes. Con la crisis del petróleo del año 1973 empezó su decadencia, aunque la empresa, instalada en Catabois, no cerró hasta el año 1995.


                                                                               Los anuncios de época

Otros proyectos industriales desaparecidos fueron la fábrica de jabones, perfumería y cosmética conocida como Laboratorios Beceiro, fundada el año 1922 por Manuel Beceiro, emigrante llegado de Cuba, ocupando una superficie superior a los 1000 metros cuadrados en la calle Espartero y una producción inicial de trescientos mil kilogramos de jabón al año; la empresa conocida como Pan Piana, fundada por Ramón Sánchez Dopico, que llegó a tener 20 sucursales repartidas por la ciudad y otras 12 en A Coruña; y las Fábricas de chocolates Helvetia, fundada el año 1918, y de chocolates El Hórreo, inaugurada el año 1928.

Pueden citarse igualmente los establecimientos comerciales desaparecidos, algunos tan emblemáticos y arraigados en la ciudad, como son los Almacenes de tejidos Rafael y Vicente, Olmedo y Caballo, Calzados Pepe Rodríguez, Pastelerías Gascón, El Negrito y La Suiza, Bazares Couto, Tobaris y Barros, y muchos otros más, además de cines como el Capitol, el Avenida y el Callao.

A esta larga lista habría que añadir numerosas empresas y talleres de impresión y artes gráficas, desde El Correo Gallego a Nicasio Taxonera; industrias de la construcción, cerámica y vidrio, fábricas de ladrillos y tejas; así como las diferentes empresas de transporte de viajeros y mercancías, tanto por carretera y ferrocarril como las tradicionales lanchas de la ría.

UN CONGRESO SOBRE PATRIMONIO INDUSTRIAL

Tras la creación del Arsenal y los astilleros navales en el siglo XVIII, Ferrol y su comarca fueron el lugar de asentamiento de una importante serie de centros industriales y fabriles. Aunque diversos autores como Guillermo Llorca, Manuel Lara, Enrique Barrera, Justino Fernández y Juan J. Burgoa estudiaron este tema, debería llevarse a cabo un Congreso de Patrimonio Industrial donde se tratase el pasado, presente y futuro de este Patrimonio. El Congreso de Turismo Industrial, celebrado en Ferrol en junio de 2014 con el patrocinio de la Diputación Provincial, no abordó como debiera estos temas relativos a nuestra urbe.