30 EL MAR DE A MAROLA. EL OTRO MAR DE FERROL

 

LA ISLA  Y EL MAR DE A MAROLA

En pleno Golfo Ártabro, como punto de encuentro de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, se encuentra la isla de A Marola, situada frente a Punta Pedrido y Punta Rasa, dentro de la parroquia de Santa María de Dexo perteneciente al Concello de Oleiros. En la accidentada costa de Dexo, enfrente de las citada isla, se encuentra la llamativa Punta de O Seixo Branco, un cantil que debe su nombre a su gran veta de cuarzo, visible a gran distancia y que posee un característico brillo con la luz del sol.

La isla de A Marola realmente es una roca irregular o promontorio rocoso, mayormente de piedra de granito, casi totalmente carente de vegetación, emergiendo del mar escasamente a 1 milla de la costa. La isla acoge una fauna, estudiada por Estanislao Fernández de la Cigoña, formada por aves nidificantes como el cuervo marino cristado y la gaviota patiamarilla, y mamíferos como algunas nutrias y murciélagos, mientras gozan de merecida fama las sardinas y merluzas de sus aguas. Muy cerca, a poco más de 700 metros al este de la isla de A Marola se encuentra el pequeño islote de O Marolete, llamado también O Corval (lugar de cuervos). Para algunos ambos son conocidos como los Farallones de A Marola.

   


                                                                     A Coruña. Carta Náutica, año 1764

Una de las más antiguas representaciones donde aparece la isla de A Marola es en una carta náutica de la colección Martínez-Barbeito, hoy en el Archivo del Reino de Galicia. Titulada “Plan de la Baye et Port de La Corogne”, es un precioso grabado en cobre coloreado a mano, impreso en París el año 1764. En la carta aparecen dos islotes rotulados como Roches de la Marola y en la costa la Pointe de Monte Branco.

Por su situación la isla de A Marola controla la entrada del Golfo Ártabro, siendo punto de confluencia de las corrientes marinas oceánicas y lugar de encuentro de las aguas de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, dando lugar a una mar normalmente muy batida y que en determinadas circunstancias de viento, llega incluso a ser arbolada, lo que justifica su fama que se refleja en numerosos refranes y dichos populares como el conocido que dice: “O que pasou a Marola, pasou a mar toda”.

Tanto para Cornide de Saavedra en su obra Descripción circunstanciada de la Costa de Galicia (ano 1764) como para Lucas Labrada en su Descripción económica del Reyno de Galicia (ano 1802) dicho accidente geográfico viene definido con el nombre de Pena da Marola. Para el primero de los ilustrados se trata de un “escollo grande y peligroso, donde zozobran muchas embarcaciones y el único mal paso para los buques que cruzan continuamente de La Coruña y Betanzos al Ferrol”. 

Mientras que la palabra Marola tiene un similar significado en los idiomas gallego y castellano: “movimiento o estado de agitación de las olas del mar”, el Diccionario de fraseoloxía galega, editado en Santiago el año 1991, recoge como frase aún hoy utilizada “Has de ir ao mar da Marola”, que viene a significar “Aínda que poñas interese, hache de custar traballo”.    

LA CANCIÓN POPULAR, LOS POETAS GALLEGOS Y LA ISLA DE A MAROLA

Pero también en el campo de la canción popular aparece recogido de  forma profusa este topónimo. La publicación Colección de Cantares Gallegos, que José Casal e Lois recopiló el año 1865 incluye la siguiente cantiga:

Rema, barqueiriño, rema,

bótame d´esta mar fora,

que me dí mêu corazón

qu´hei de morrer n-a Marola.

   

Isla de A Marola. Acantilado de O Seixo Branco

Otra serie de coplas populares cantan a isla de A Marola, que fue de siempre motivo de inspiración y objeto de atención popular por la bravura con que bate la marejada. Diversas variantes de una cantiga referente a ella aparecen recopiladas por Carmen Hermida en su obra Polo mar abaixo vai .... , publicada el año 2003:

                              Pasei a mar da Marola,                   Moreniña por te ver

ferrolana por te ver,                        pasei a mar da Marola,

paseina de madrugada                   arrisquei a miña vida

a piques de me perder.                  a piques de eu morrer.

Moreniña por te ver                        Pasei a mar da Marola,

pasei a mar da Marola,                   ¡adeus, miña queridiña¡,

moreniña por te ver                         polas illas de Sisargas,

pasaría eu a mar toda.                    ¡como si nunca te vira¡

                                Pasei a mar da Marola,

                                moreniña por te ver,

                                pola pena da Marola,

                                a piques de me perder.

También el moderno mundo musical dedicó su mirada a la isla coruñesa. Los Diplomáticos de Monte Alto, grupo coruñés de música rock, tenían en su repertorio la canción titulada Marola, donde decían:

                                                             ?Onde está a Maroliña,

   onde estás que te quero ver¿

     Avante toda, co mar ás costas,

                                                             Marola de meu querer.

 


La Peña de la Marola. Grabado de Antonio de Caula

Entre las representaciones gráficas de esta conocida isla destaca un grabado de Antonio de Caula del año 1883 titulado “La peña de la Marola”, donde aparece la isla rodeada de un encrespado mar, mientras se muestran en primer término un pequeño vapor y dos dornas desplegando al viento sus velas latinas.

De la misma forma los poetas gallegos cantaron a este accidente geográfico que la tradición marinera convirtió en un lugar temible. Curros Enríquez, el poeta de Celanova, canta a la isla en una patriótica y combativa composición que tituló “En corso”:

 

Mariñeiros da Marola,                          Mariñeiros da Marola,

de illas Cíes e do Orzán,                       de illas Cíes e do Orzán,

remendade ben as velas,                     non seredes mariñeiros

dáille sebo ás cordas xa;                       si temedes hoxe o mar;

reparade as velles redes,                      unha forca en cada verga,

os coitelos afiai,                                      na cintura un bon puñal,

i aprestaivos, mariñeiros,                      no temón un brazo forte

pola patria a mariñar.                            i a bogar, bogar, bogar ....

María Mariño, la poeta de Noia, recientemente galardonada con el premio del Día das Letras Galegas, le dedicó uno de sus poemas:

Crucei o mar da Marola e faloume no seu son,

faloume aberto en voz sonora e ritmo forte.

Cando de soia me erguín crucei o mar

da Marola; eran as ondas, enteiras, duras e longas,

era a súa espuma loita, non tiña medo do vento.

Mar sen marea que trocara súa ronda.

 Igualmente el escritor de Malpica Xosé M. Pose Mesura escribió recientemente un poema sobre el mar de A Marola, que leyó durante el pregón dedicado a Esmelle en la primera romería castreña del año ano 2002:

                                            Pasei o mar da Marola,

lixeiro para quererte,

Montecelo, Prioriño,

Doniños en donde ferven

asulaugados segredos.

 


                                                                 La isla de A Marola. Ánxeles Pena

El cuadro “La isla de A Marola”, es una obra del año 1998 de la pintora y poeta coruñesa Ánxeles Penas, autora de unas marinas de estilo muy personal. En este caso su obra se puede incluir dentro de la nueva figuración, dando la impresión de que la isla es un cetáceo que emerge de las aguas entre la niebla. 

El mar de A Marola inspiró también a los poetas en idioma castellano, como fue el el caso de del  historiador ferrolano Benito Vicetto que publicó una expresiva poesía titulada “La peña de la Marola” el año 1833 en la Revista Galaica, donde escribe: 

Negro peñasco que elevas                            Gigante de dura roca

tu frente sobre las ondas,                             que el vendaval rebramante

sin que ni un día la escondas                        por más que agite anhelante

en los abismos del mar;                                 la inmensidad sobre tí,

fragmento de la osamenta                            tú respondes al combate

de esta tierra en que nacimos,                      con tu imponente fijeza,

inmóvil peñón que vimos                               elevando tu cabeza

               siempre altivo, siempre igual.                       como buscando el cenit.

A pesar de la fama de peligrosas que siempre tuvieron las aguas de A Marola, no fueron muchos los naufragios y accidentes registrados en sus inmediaciones. No obstante, tuvo gran resonancia la muerte por ahogamiento cerca de sus aguas en junio de 1935 de Teodoro Morgade, poeta nacionalista nacido en Baio, que falleció con veinte añios de edad, en una prematura muerte como las de Manoel Antonio y Amado Carballo, también cantores del mar de Fisterra como Morgade.

 LA ISLA DE A MAROLA, LOS ESCRITORES Y SU RECUERDO EN FERROL

Farallón blanqueado por la espuma marina, A Marola y sus aguas adyacentes fueron siempre un paso difícil para la navegación, donde recibían el primer golpe de mar los emigrantes que marchaban a América y el último los pesqueros que regresaban del Gran Sol. De manera especial los vapores de viajeros que durante muchoa años hicieron la ruta entre los puertos de Ferrol y A Coruña (caso del “Ferrolano”, “Marqués de Amboage”, “Comercio”, “Mosquito” y otros) estuvieron sometidos a los embates de sus encrespadas ondas.


La isla de A Marola recibió la atención de escritores y viajeros. El militar y presunto espía inglés William Dalrymple embarcó en A Coruña hacia Ferrol. En su libro Viaje por España y Portugal el año 1774 describe su paso por A Marola: “Embarqué en un barco de pasaje para Ferrol. En la bahía de Betanzos hay una roca a una milla de la orilla; los marineros decidieron doblarla por la parte de tierra; el pasaje, al oir la decisión, comenzó a clamar contra la medida ...... Cuando llegamos a la roca, que tenía el peor de los aspectos, las olas nos sacudían y nos hacían rodar ........”. Finalmente el barco que conducía al escritor inglés arribó al puerto de Ferrol.

El año 1797 el ilustrado ferrolán Caamaño y Pardo elevó una exposición defendiendo la habilitación comercial del puerto de Ferrol. Citando el transporte de mercancías entre Ferrol y A Coruña escribía: “La travesía es muy temible por ser la costa brava, el choque y encuentro de rías y vientos impetuosos, tanto que los prácticos tiemblan este corto pasaje más que otros viajes más largos; y en medio hay un baxío que llaman La Marola, cuyos peligros lo explica con énfasis un proverbio vulgar: el que pasa la Marola, pasa la mar toda”.

En la visita que realizó a Galicia, el año 1836 George Borrow viajó por mar desde A Coruña a Ferrol. Con relación al viaje escribe en La Biblia en España: “Me mareé mucho en la travesía y tuve que ir echado, casi sin sentido, en el fondo de la pequeña lancha, abarrotada de gente. El viento era contrario y la marejada muy fuerte. No pudimos izar la bandera; unos marineros nos llevaron a remo y en todo el tiempo no cesaron de cantar canciones gallegas”.

Como recuerda Guillermo Llorca en su obra Ferroláns en Cuba, el periodista Álvaro de la Iglesia publicó el año 1886 en la revista cubana Galicia Moderna un artículo titulado “La Marola”, escribiendo: “Allí está. Álzase magnífica e imponente cual centinela avanzado de nuestro litoral, ..........  Desde afuera, se asemeja a un inexpugnable baluarte situado al abrigo del acantilado del Seijo Blanco. Desde la costa parece gigantesca ballena muerta á merced de las olas, a cuyo lado cruza el diminuto vapor del Ferrol como gallardo cisne”. Y así la ve, surgiendo de las aguas, el pintor Felipe Bello Piñeiro.

 


                                                        Bello Piñeiro, año 1923. La isla de A Marola

El año 1893 A Coruña fue la etapa final del periplo realizado por el viajero vasco Becerro de Bengoa que desde el muelle del Parrote descubre el amplo panorama de entrada al puerto coruñés, escribiendo que “las avanzadas puntas del Bufadoiro y del Seixo ocultan a la famosa Peña Marola,

.... solitario de granito,

vestido de blanca espuma,

destacado entre la bruma

que le envuelve sin cesar ....”

 El escritor coruñés Wenceslao Fernández Flórez el año 1918 dentro de sus crónicas parlamentarias del diario ABC, tituladas “Acotaciones de un oyente”, citando al diputado ferrolano García Valerio y sus continuados viajes en el vapor entre Ferrol y A Coruña escribe: “Durante muchos días se vió obligado a abandonar su dulce retiro de Serantes y pasar la Marola - donde los vientos del Sudoeste alzan oleadas furiosas -, sobre la cubierta de un pequeño vapor que le transportaba a La Coruña”. 

En fecha más reciente, el escritor ferrolano Torrente Ballester en su obra del año 1982 Dafne y ensueños cita los vapores “Marqués de Amboage” y “Mosquito” que hacían la travesía entre Ferrol y A Coruña, escribiendo que “La Marola es una peña que emerge más o menos en un lugar donde las corrientes se juntan y arman un buen remolino. Decían quienes lo vieron, que yo no fui en él jamás, que el barquito, en cuanto abandonaba la ría empezaba a bailar, y no lo dejaba hasta enfilar el castillo de San Antón”.

La Armada española, siempre atenta a los temas marineros, bautizó con el nombre de “Marola” a una patrullera que durante casi treinta años ejerció labores de vigilancia y salvamento marítimo en las aguas del  océano Atlántico y el mar Cantábrico, hasta que fue retirada del servicio el año 2010.

En su metopa, el emblema del buque para entendernos, diseñada por el almirante eumés Sande Cortizo, aparece un jabalí, motivo que, entre otras razones, atribuye a la presencia del linaje de los Andrade en la zona del Golfo Ártabro. De la misma forma aparece en la parte baja de la metopa una representación de la isla de A Marola entre las ondas de la mar.

                                         

Patrullero “Marola”

 Marola es también un sonoro nombre femenino. Así se llama la atractiva joven protagonista de la zarzuela La Tabernera del Puerto, obra que compuso Pablo Sorozábal el año 1936. Asimismo Marola es el título de un drama de reivindicación galleguista que Ramón Suárez Picallo, emigrante y político natural de Sada, estrenó en el Teatro Mayo de Buenos Aires el año 1925.

Por último, llevan el nombre de A Marola una calle del tradicional barrio ferrolano de Canido y otra del barrio coruñés de Monte Alto. En ambos casos es una forma de que las gentes marineras de ambas ciudades recuerden con orgullo esta isla, que tanto unos como otros consideran como propia.

 

Calle de la Marola. Canido. Ferrol

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