LA ISLA Y EL MAR DE A MAROLA
En pleno Golfo Ártabro, como punto de encuentro de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, se encuentra la isla de A Marola, situada frente a Punta Pedrido y Punta Rasa, dentro de la parroquia de Santa María de Dexo perteneciente al Concello de Oleiros. En la accidentada costa de Dexo, enfrente de las citada isla, se encuentra la llamativa Punta de O Seixo Branco, un cantil que debe su nombre a su gran veta de cuarzo, visible a gran distancia y que posee un característico brillo con la luz del sol.
La isla de A Marola realmente es una roca irregular o promontorio rocoso,
mayormente de piedra de granito, casi totalmente carente de vegetación, emergiendo
del mar escasamente a 1 milla de la costa. La isla acoge una fauna, estudiada
por Estanislao Fernández de la Cigoña, formada por aves nidificantes como el
cuervo marino cristado y la gaviota patiamarilla, y mamíferos como algunas nutrias
y murciélagos, mientras gozan de merecida fama las sardinas y merluzas de sus
aguas. Muy cerca, a poco más de
A
Coruña. Carta Náutica, año 1764
Una de las más antiguas representaciones donde aparece la isla de A Marola
es en una carta náutica de la colección Martínez-Barbeito, hoy en el Archivo del
Reino de Galicia. Titulada “Plan de la Baye et Port de
Por su situación la isla de A Marola controla la entrada del Golfo Ártabro, siendo punto de confluencia de las corrientes marinas oceánicas y lugar de encuentro de las aguas de las rías de A Coruña, Ferrol y Ares-Betanzos, dando lugar a una mar normalmente muy batida y que en determinadas circunstancias de viento, llega incluso a ser arbolada, lo que justifica su fama que se refleja en numerosos refranes y dichos populares como el conocido que dice: “O que pasou a Marola, pasou a mar toda”.
Tanto para Cornide de Saavedra en su obra Descripción circunstanciada de
Mientras que la palabra Marola tiene un similar significado en los idiomas gallego y castellano: “movimiento o estado de agitación de las olas del mar”, el Diccionario de fraseoloxía galega, editado en Santiago el año 1991, recoge como frase aún hoy utilizada “Has de ir ao mar da Marola”, que viene a significar “Aínda que poñas interese, hache de custar traballo”.
LA CANCIÓN POPULAR, LOS POETAS GALLEGOS Y LA ISLA DE A MAROLA
Pero también en el campo de la canción popular aparece recogido de forma profusa este topónimo. La publicación Colección de Cantares Gallegos, que José Casal e Lois recopiló el año 1865 incluye la siguiente cantiga:
Rema,
barqueiriño, rema,
bótame
d´esta mar fora,
que me dí
mêu corazón
qu´hei de
morrer n-a Marola.
Isla de A Marola. Acantilado de O Seixo Branco
Otra serie de coplas populares cantan a isla de A Marola, que fue de siempre
motivo de inspiración y objeto de atención popular por la bravura con que bate la
marejada. Diversas variantes de una cantiga referente a ella aparecen
recopiladas por Carmen Hermida en su obra Polo
mar abaixo vai .... , publicada el año 2003:
ferrolana por te ver, pasei
a mar da Marola,
paseina de madrugada arrisquei
a miña vida
a piques de me perder. a piques de eu morrer.
Moreniña por te ver Pasei a mar da Marola,
pasei a mar da Marola, ¡adeus,
miña queridiña¡,
moreniña por te ver polas
illas de Sisargas,
pasaría eu a mar toda. ¡como si nunca te vira¡
Pasei a mar da Marola,
moreniña por te ver,
pola pena da Marola,
a piques de me perder.
También el moderno mundo musical dedicó su mirada a la isla coruñesa. Los Diplomáticos de Monte Alto, grupo coruñés de música rock, tenían en su repertorio la canción titulada Marola, donde decían:
?Onde está a Maroliña,
onde
estás que te quero ver¿
Avante
toda, co mar ás costas,
Marola de meu querer.
La Peña de la Marola. Grabado de Antonio de Caula
Entre las representaciones gráficas de esta conocida isla destaca un
grabado de Antonio de Caula del año 1883 titulado “La peña de
De la misma forma los poetas gallegos cantaron a este accidente geográfico que la tradición marinera convirtió en un lugar temible. Curros Enríquez, el poeta de Celanova, canta a la isla en una patriótica y combativa composición que tituló “En corso”:
Mariñeiros da Marola, Mariñeiros da Marola,
de illas Cíes e do Orzán, de illas Cíes e do Orzán,
remendade ben as velas, non seredes mariñeiros
dáille sebo ás cordas xa; si temedes hoxe o mar;
reparade as velles redes, unha forca en cada verga,
os coitelos afiai, na cintura
un bon puñal,
i aprestaivos, mariñeiros, no temón un brazo forte
pola patria a mariñar. i a bogar, bogar,
bogar ....
María Mariño, la poeta de Noia, recientemente galardonada con el premio del Día das Letras Galegas, le dedicó uno de sus poemas:
Crucei o
mar da Marola e faloume no seu son,
faloume
aberto en voz sonora e ritmo forte.
Cando de soia me erguín crucei o mar
da Marola; eran as ondas, enteiras, duras e longas,
era a súa espuma loita, non tiña medo do vento.
Mar sen marea que trocara súa ronda.
lixeiro para quererte,
Montecelo, Prioriño,
Doniños en donde ferven
asulaugados segredos.
El cuadro “La isla de A Marola”, es una obra del año 1998 de la pintora y poeta coruñesa Ánxeles Penas, autora de unas marinas de estilo muy personal. En este caso su obra se puede incluir dentro de la nueva figuración, dando la impresión de que la isla es un cetáceo que emerge de las aguas entre la niebla.
El mar de A Marola
inspiró también a los poetas en idioma castellano, como fue el el caso de del historiador ferrolano Benito Vicetto que
publicó una expresiva poesía titulada “La peña de
Negro peñasco que elevas Gigante de dura roca
tu frente sobre las ondas, que el vendaval rebramante
sin que ni un día la escondas por más que agite anhelante
en los abismos del mar; la inmensidad sobre tí,
fragmento de la osamenta tú respondes al combate
de esta tierra en que nacimos, con
tu imponente fijeza,
inmóvil peñón que vimos elevando
tu cabeza
siempre altivo, siempre igual. como buscando el cenit.
A pesar de la fama de peligrosas que siempre tuvieron las aguas de A Marola, no fueron muchos los naufragios y accidentes registrados en sus inmediaciones. No obstante, tuvo gran resonancia la muerte por ahogamiento cerca de sus aguas en junio de 1935 de Teodoro Morgade, poeta nacionalista nacido en Baio, que falleció con veinte añios de edad, en una prematura muerte como las de Manoel Antonio y Amado Carballo, también cantores del mar de Fisterra como Morgade.
Farallón blanqueado por la espuma marina, A Marola y sus aguas adyacentes fueron siempre un paso difícil para la navegación, donde recibían el primer golpe de mar los emigrantes que marchaban a América y el último los pesqueros que regresaban del Gran Sol. De manera especial los vapores de viajeros que durante muchoa años hicieron la ruta entre los puertos de Ferrol y A Coruña (caso del “Ferrolano”, “Marqués de Amboage”, “Comercio”, “Mosquito” y otros) estuvieron sometidos a los embates de sus encrespadas ondas.
La isla de A Marola recibió la atención de escritores y viajeros. El militar y presunto espía inglés William Dalrymple embarcó en A Coruña hacia Ferrol. En su libro Viaje por España y Portugal el año 1774 describe su paso por A Marola: “Embarqué en un barco de pasaje para Ferrol. En la bahía de Betanzos hay una roca a una milla de la orilla; los marineros decidieron doblarla por la parte de tierra; el pasaje, al oir la decisión, comenzó a clamar contra la medida ...... Cuando llegamos a la roca, que tenía el peor de los aspectos, las olas nos sacudían y nos hacían rodar ........”. Finalmente el barco que conducía al escritor inglés arribó al puerto de Ferrol.
El año 1797 el ilustrado ferrolán Caamaño y Pardo elevó una exposición defendiendo
la habilitación comercial del puerto de Ferrol. Citando el transporte de
mercancías entre Ferrol y A Coruña escribía: “La travesía es muy temible por
ser la costa brava, el choque y encuentro de rías y vientos impetuosos, tanto
que los prácticos tiemblan este corto pasaje más que otros viajes más largos; y
en medio hay un baxío que llaman
En la visita que realizó a Galicia, el año 1836 George Borrow viajó por mar desde A Coruña a Ferrol. Con relación al viaje escribe en La Biblia en España: “Me mareé mucho en la travesía y tuve que ir echado, casi sin sentido, en el fondo de la pequeña lancha, abarrotada de gente. El viento era contrario y la marejada muy fuerte. No pudimos izar la bandera; unos marineros nos llevaron a remo y en todo el tiempo no cesaron de cantar canciones gallegas”.
Como recuerda Guillermo Llorca en su obra Ferroláns en Cuba, el periodista Álvaro de
El año 1893 A Coruña fue la etapa final del periplo realizado por el viajero vasco Becerro de Bengoa que desde el muelle del Parrote descubre el amplo panorama de entrada al puerto coruñés, escribiendo que “las avanzadas puntas del Bufadoiro y del Seixo ocultan a la famosa Peña Marola,
.... solitario de granito,
vestido de blanca espuma,
destacado entre la bruma
que le envuelve sin cesar ....”
El escritor coruñés Wenceslao Fernández Flórez el año 1918 dentro de sus crónicas
parlamentarias del diario ABC, tituladas
“Acotaciones de un oyente”, citando al diputado ferrolano García Valerio y sus continuados
viajes en el vapor entre Ferrol y A Coruña escribe: “Durante muchos días se vió
obligado a abandonar su dulce retiro de Serantes y pasar
En fecha más reciente, el escritor ferrolano Torrente Ballester en su
obra del año 1982 Dafne y ensueños cita
los vapores “Marqués de Amboage” y “Mosquito” que hacían la travesía entre
Ferrol y A Coruña, escribiendo que “
La Armada española, siempre atenta a los temas marineros, bautizó con el nombre de “Marola” a una patrullera que durante casi treinta años ejerció labores de vigilancia y salvamento marítimo en las aguas del océano Atlántico y el mar Cantábrico, hasta que fue retirada del servicio el año 2010.
En su metopa, el emblema del buque para entendernos, diseñada por el almirante eumés Sande Cortizo, aparece un jabalí, motivo que, entre otras razones, atribuye a la presencia del linaje de los Andrade en la zona del Golfo Ártabro. De la misma forma aparece en la parte baja de la metopa una representación de la isla de A Marola entre las ondas de la mar.
Patrullero “Marola”
Por último, llevan el nombre de A Marola una calle del tradicional barrio ferrolano de Canido y otra del barrio coruñés de Monte Alto. En ambos casos es una forma de que las gentes marineras de ambas ciudades recuerden con orgullo esta isla, que tanto unos como otros consideran como propia.
Calle de la Marola. Canido. Ferrol
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