El Foro de Amigos de Ferrol (F.A.F.) quiere dar a conocer el uso de azulejos y mosaicos, materiales poco tradicionales en la arquitectura gallega, en los edificios de Ferrol y comarca. Se trata de piezas alfareras decoradas en diversos colores, empleadas como elementos decorativos y para el revestimiento de superficies interiores y exteriores.
Estos materiales entraron en España el siglo VII a través del pueblo musulmán, extendiéndose a continuación por Europa. Su posterior difusión en España tuvo como focos especiales los talleres cerámicos existentes en Manises, Sevilla, Paterna y Talavera de la Reina.
El teatro Renacimiento
El teatro Renacimiento, popularmente conocido como teatro Rena, se construyó en Ferrol el año 1919, como consta en la cartela que remata su fachada, levantándose en el mismo solar que anteriormente ocupaba el Teatro Romea. Se trata de una obra del arquitecto Eduardo Rodríguez-Losada, estando considerado como un edificio dentro del Eclecticismo con importantes influencias de otros estilos, entre ellos el Modernismo.
Destruido por un incendio el año 1991, el teatro Rena hoy se encuentra incluido dentro del Plan Especial de Protección y Rehabilitación (PEPRI) del barrio de la Magdalena, estando protegido como edifico singular desde el año 2010. Propiedad de una empresa constructora privada, se ha pensado en diversas soluciones para su rehabilitación, siendo la más reciente la interesante propuesta de conversión del derruido edificio en una biblioteca infantil, para uso de los abundantes colegios y escuelas de sus cercanías.
Teatro Rena. Cartela y mosaico de la fachada
Hoy en día la destrozada estructura del Teatro Rena que todavía queda en pie muestra, como detalle poco corriente en la arquitectura gallega, la presencia de una obra de azulejos. Se trata de un alicatado neorenacentista con adornos de personajes mitológicos de atlantes y grutescos, de cierto sabor andaluz, predominando los tonos amarillos, azules y blancos, tanto en su fachada como en el derruido vestíbulo.
El Chalet de Antón
No es este el único caso de empleo de azulejos en la decoración de los edificios de Ferrol. Es el caso del llamado Chalet de Antón, en su día residencia del que fue alcalde de Ferrol Emilio Antón y hoy sede del Colegio de las Discípulas de Jesús. Se trata de una conocida obra de estilo modernista del arquitecto Rodolfo Ucha, levantada el año 1920, que se mantiene en perfecto estado de conservación hoy en día, aunque con el añadido que se le hizo el año 1960 de una discutida planta alta.
Dentro del patio de entrada al edifico que da frente a la calle Emilio Antón, debajo de la vistosa escalinata de acceso, se levanta un precioso banco con un atractivo zócalo, ambos adornados de azulejería multicolor de tipo sevillano, mientras que el propio patio se encuentra centrado por una elegante fuente también decorada de azulejos del mismo tenor, en recuerdo de la familia andaluza de su esposa. Como en el caso del teatro Renacimiento predominan los tonos azules y amarillos, siendo los motivos decorativos de carácter geométrico.
Chalet de Antón. Banco de la escalinata
Chalet de Antón. Fuente del
patio exterior
Pazo Libunca de Narón
Dentro del municipio de Narón se levanta un singular edificio, el Pazo Libunca, construido el año 1922 en estilo colonial con detalles modernistas, siendo en principio la residencia particular de la ferrolana familia Montenegro y después convertido en establecimiento de hostelería.
El Pazo Libunca posee una abundante decoración de
azulejos, en este caso de procedencia de la escuela talaverana, tanto en el
interior del edificio, con una serie de zócalos de variados recursos
decorativos en el vestíbulo, la recepción y los diferentes tramos de escaleras,
así como en la fuentes y el estanque situados en los jardines del exterior del
edificio.
Pazo Libunca. Fuente y estanque
Pazo Libunca. Vestíbulo de recepción
Reloj de sol. Calle Magdalena
Dado también que la información del Ayuntamiento ferrolano referente a la difusión cultural sigue una línea descendente, es de agradecer la presencia de una publicación como “OlaFerrol”, dirigida por Carlos Barcón, que trata de llenar este vacío aunque últimamente no tiene una periodicidad constante y carece de ilustraciones, además de una discutible prioridad de sus noticias culturales.
Dada la especial idoneidad de su director, Carlos Barcón, miembro de la Real Academia de Bellas Artes, y dado su cargo en la Sociedad Artística Ferrolana (S.A.F)., sería de especial interés que la revista publicase el inventario artístico de esta entidad ferrolana, mostrando así el camino para que muchas entidades ferrolanas, comenzando por el Concello, seguido de las numerosas asociaciones culturales hiciesen lo mismo con sus fondos pictóricos.
De esta manera y ante la carencia de ese necesario Museo de Pintura en la Ciudad Ensimismada, los ferrolanos al menos podrían conocer la riqueza, tanto cualitativa como cuantitativa, de la pintura ferrolana.
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