48 UN EPISODIO DE LA ILUSTRACIÓN. LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS DESDE FERROL

 

En la segunda mitad del siglo XVIII los monjes regulares de la Compañía de Jesús fueron expulsados de España hacia los Estados Pontificios, saliendo 652 de ellos desde el Arsenal de Ferrol el 24 de mayo de 1767. Componían la expedición, que estaba al mando del Capitán de Navío Diego de Argote, los navíos San Genaro y San Juan Nepomuceno, navegando en conserva con seis embarcaciones mercantes fletadas por la Secretaría de Hacienda del Reino de España: la fragata sueca Pedro Orenschiold, la urca holandesa Posta del Mar, la fragata española Victoria y tres paquebotes.

 LAS CAUSAS DE LA EXPULSIÓN

La historia de la Compañía de Jesús estuvo marcada por la constante oposición que tuvo su labor en los países católicos, ganándose la enemistad de los gobernantes y parte del clero por su fidelidad al Papa y su apoyo a las reformas eclesiásticas. Expulsados previamente los miembros de la Orden de Jesús de Portugal el año 1750 y de Francia el año 1764, el detonante de su expulsión de España fue el motín de Esquilache, dirigido en Madrid contra el ministro de Hacienda del rey Carlos III el 23 de marzo de 1766, al que luego siguieron una serie de revueltas en diferentes lugares de la Península.

 

                                                                   Pragmática Sanción. Año 1767

El rey Carlos III ordenó abrir una pesquisa secreta para conocer las causas de estos desórdenes y revueltas para descubrir a los culpables, creando un Consejo Extraordinario, presidido por el conde de Aranda y con Pedro R. Campomanes de Fiscal, ambos declarados enemigos de la Compañía de Jesús, para dirigir el proceso. Con la poco creíble excusa de que la orden religiosa de los jesuitas había impulsado dichos motines, el dictamen final del Consejo propuso la expulsión de los jesuitas y la confiscación de sus bienes.

Una Pragmática Sanción, firmada por Carlos III el 2 de abril de 1767, hizo pública la expulsión de los jesuitas que se dio a conocer mediantes pregón en las ciudades y villas del Reino. Una escueta carta del anterior 31 de marzo del rey Carlos III informaba al Papa Clemente XIII que desterraba a los jesuitas a los Estados Pontificios, originando una reacción de gran tristeza en el Papa.

LA EXPULSIÓN DE ESPAÑA

Aunque se considera que el principal ideólogo de la expulsión de los jesuítas fue Campomanes, el ejecutor material de la misma fue el conde de Aranda, labor en la que tuvieron una decisiva intervención las fuerzas del Ejército y de la Armada, las primeras ocupando los edificios de la Compañía de Jesús y trasladando a los religiosos y las segundas encargándose de ellos desde su llegada a los puertos de embarque designados.


                                                Expulsión de los jesuitas de A Coruña

Según escribe el historiador Fernández Duro en su obra La Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón. Madrid, 1901, el Secretario de Marina e Indias, Julián de Arriaga, por orden del conde de Aranda, se encargó de preparar los buques necesarios para el transporte de los religiosos, a través de los Intendentes de Marina, que fueron los verdaderos artífices de los preparativos de la expulsión.   

Los jesuitas de las cuatro provincias religiosas de la España peninsular: Castilla, Aragón, Toledo y Andalucía, fueron trasladados a los puertos de embarque designados para ello. En el caso de los religiosos de la provincia de Castilla fueron repartidos entre los puertos de Bilbao, San Sebastián, Santander, Gijón y A Coruña, este último precisamente para los miembros de Galicia.

Para el viaje se organizaron cuatro expediciones navales: los religiosos de la provincia de Castilla salieron finalmente de Ferrol, bajo el mando de Diego de Argote;  los de Andalucía desde Málaga, al frente de Juan Manuel Lombardón; los de Toledo desde Cartagena, al mando de Francisco de Vera; y los de Aragón desde Salou, mandados por Antonio Barceló.

Según un Catálogo de recuento elaborado el año 1766 fueron 2.746 los religiosos, procedentes de 138 Casas y Colegios de la Compañía, los expulsados de España, a los que hay que agregar los 2.630 jesuitas de las siete provincias de Ultramar (América y Filipinas). En total fueron 652 los jesuitas de la provincia de Castilla (Galicia, Asturias, País Vasco y Navarra) los embarcados en los buques que salieron del puerto de Ferrol.


                                                  Sala de Gálibos. Arsenal de Ferrol

TRASLADO Y EXPULSIÓN DESDE FERROL

Los jesuitas de Galicia se reunieron en A Coruña en una operación dirigida por el Capitán General de Galicia, Maximiliano de la Croix. A los 13 religiosos de A Coruña se unieron 112 regulares procedentes de los Colegios de Monterrei, Santiago, Monforte de Lemos y Pontevedra, siendo sometidos a un duro encierro de más de un mes en el Colegio coruñés de la Compañía, hasta que el 16 de mayo fueron trasladados a Ferrol desde el muelle del Parrote.

Aunque A Coruña era el lugar designado para embarcar los jesuitas de la provincia de Castilla, finalmente el Arsenal de Ferrol fue destinado para ello. Durante los meses de abril y mayo se registró un áspero cruce de cartas entre Maximiliano de La Croix, Capitán General de A Coruña, y Pedro de Hordeñana, Intendente de Ferrol, con intervenciones del Conde de Aranda y Julián de Arriaga, para decidir el puerto de salida rumbo a Italia. En el Archivo General de Simancas consta la correspondencia cruzada sobre el tema. Curiosamente, el Comandante General de Marina de Ferrol, conde de Vegaflorida, superior jerárquico de Hordeñana, estuvo al margen del espinoso asunto.

El Intendente de Ferrol aducía la escasa disponibilidad de Ferrol para acoger a los religiosos en comparación con A Coruña, mientras que de la Croix alegaba la carencia de órdenes de Aranda en ese sentido. Por fin, el 20 de Abril, Hordeñana se plegó a las reiteradas órdenes del Capitán General, escribiendo “que no sería decente que por la diferencia de opiniones entrambos padeciesen estos individuos”.

El Intendente de la Armada José de Pato, escribió en su trabajo La expulsión de los jesuitas. Una página de historia local, publicado en el Almanaque de Ferrol para 1906, que los miembros de la provincia de Castilla, procedentes de A Coruña, Santander y Gijón, fueron llegando de forma gradual, a bordo de diversas embarcaciones, al puerto de Ferrol rematando esta llegada el 18 de mayo.


                                                      Padre José Francisco de Isla

Uno de los jesuitas expulsados fue el padre José Francisco de Isla de la Torre, conocido escritor nacido en la villa leonesa de Vidanes el año 1703, que tuvo una amplia relación con Galicia, como estudiante en Monforte de Lemos y Santiago y como profesor de la Orden en Santiago y Pontevedra.  El autor de la conocida novela satírica Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas alias Zotes, había estado en julio de 1755 visitando los astilleros ferrolanos de Esteiro.

Una estancia posterior del Padre Francisco de Isla en Ferrol fue debida precisamente a la orden de expulsión de los jesuitas de España, llegando el Padre Isla enfermo de parálisis y seriamente afectado en su salud, junto con sus compañeros, a Ferrol el día 18 de mayo de 1767, procedente del colegio jesuita de Pontevedra, tras la previa estancia  en el convento de la Orden en A Coruña. 

Para el viaje se habilitaron dos modernos buques de línea, los navíos San Genaro y San Juan Nepomuceno, de 54 metros de eslora y 1600 toneladas de arqueo, ambos construidos el año 1766, bajo el mando de los Capitanes de Navío Diego de Argote y José Díaz de Vianes. Entre las dos naves se acomodaron 400 jesuitas, entre ellos los gallegos. Como ya se informó, el resto de la expedición eran seis buques mercantes de menor porte.

                                                               Navío San Juan Nepomuceno

En Ferrol, además del pequeño convento de San Francisco, de escasa capacidad de alojamiento, se contaba con los desaparecidos edificios hospitalarios del pequeño Lazareto de A Madalena, cerca de la Puerta del Dique, y del primitivo Hospital de Esteiro, de mayor capacidad, levantado a partir del año 1751.

Fue de gran utilidad para el acomodo de los religiosos en Ferrol la llamada Sala de Gálibos, amplio edificio frente a las gradas del Astillero de Esteiro, donde se daba forma a las cuadernas de los cascos de los buques, edificio que tampoco se conserva. Según el Diccionario Geográfico y Estadístico de Pascual Madoz del año 1845, el edificio tenía dos plantas de cantería, midiendo 120 metros su fachada, con 2 puertas y 55 ventanas.

EL ACCIDENTADO VIAJE A ITALIA

El día 24 de mayo de 1767 el convoy salió de Ferrol, cruzando el estrecho de Gibraltar el 30 de mayo, para seguir navegando por el mar Mediterráneo. Los buques de las diferentes expediciones españolas fueron fondeando al puerto romano de Civitavecchia desde mediados de junio. Una vez llegados todos, se les comunicó la negativa del Papa Clemente XIII de recibir a los jesuitas españoles en los Estados Pontificios, originándose una continua peregrinación de los cuatro convoyes por el Mediterráneo Occidental, hasta que a finales de junio los buques fondearon en varios puertos de la isla de Córcega.

Tras una penosa permanencia de más de un año en la isla de Córcega, donde los jesuitas vivieron amontonados y casi sin recursos, a mediados de septiembre de 1768 se reanudaron las conversaciones con el Vaticano para acoger a los religiosos en sus Estados, embarcando de nuevo, esta vez hacia a Génova. Desde aquí, viajaron por tierra, los jesuitas supervivientes llegaron a Bolonia donde les sorprendería el Breve de Extinción de la Compañía, promulgado por Clemente XIV el 21 de julio de 1773. Aquí comienza otra historia.

 

 

 

 

 

 

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