Chamorro y los montes sagrados en Galicia
El próximo Lunes de Pascua se celebra la festividad de la Virgen de Chamorro. Desde tiempos inmemoriales en Galicia las alturas, y los montes en particular, fueron considerados lugares sacros, marcados por la presencia de viejos cultos, construyéndose ermitas y santuarios para la cristianización del territorio. Entre estos espacios sacros ocupa un sitio destacado el monte de la Virgen de Chamorro en Serantes, un lugar de antiguos ritos de culto a la piedra.
Refuerzan la sacralidad del lugar, además del propio templo, un camino penitencial o de romería, un crucero y un Vía Crucis, una fuente de aguas sanadoras y una cueva de una aparición milagrosa, en una mezcla de las creencias populares y de las devociones religiosas, manifestadas en forma de leyendas, costumbres y ritos, entre profanos e sagrados, todo ello sacralizado por la Iglesia.
Ermita de la Virgen de Chamorro
La piedra es un símbolo intemporal e inmutable, a diferencia de los elementos naturales sujetos a cambios. Fue motivo de adoración y culto, tanto por su morfología como por las características que le otorgan su sacralidad. En una tierra donde abunda el granito, entre las diversas piedras de culto tenemos las piedras grabadas o insculturadas y las piedras adivinadoras, conocidas como “penas de embade” o “abaladoiras”. Este tipo de piedras se encuentran en diversos lugares del monte donde se alza la ermita de la Virgen de Chamorro.
El monte y la ermita de Chamorro
El monte de Chamorro, formado por rocas graníticas, está situado al noroeste de Ferrol, siendo un lugar de escasa vegetación arbórea, salpicado de tojos y monte bajo. Desde sus 174 metros de altitud se contempla la panorámica del valle de Serantes y la ría de Ferrol. En su ladera meridional se levanta la ermita de Nosa Señora do Nordés, así llamada por los marineros dado el viento propicio de esa dirección. Su advocación de Virgen Patrona de los Mares y Valles de Ferrol, tiene gran veneración en el ámbito marinero y campesino de la comarca, siendo muchos los exvotos de la ermita que testimonian esta devoción.
Hay varias versiones del origen del nombre de Chamorro. El siglo XVIII el padre Martín Sarmiento escribió que derivaba del latín “clamor-clamoris”, conjunto de rogativas pidiendo una gracia. Para algunos historiadores como Leandro de Saralegui y Rodrigo Sanz, Chamorro significa montículo pelado de rocas redondeadas, unión de “cha”, pelado o poco frondoso, y “morro”, montículo redondo. Una versión popular apoya la poco creíble teoría de que un náufrago en la ría gritó “xa morro” (ya muero), siendo auxiliado por la Virgen.
El santuario de Chamorro, como templos similares, nació de un proceso de cristianización de viejos cultos relacionados con la piedra. La ermita se levanta sobre un conjunto de rocas de granito, una de ellas, según la tradición, una "pedra de abalar" o roca oscilante, integrada dentro de la ermita. Una serie de rocas cercanas muestran unas desgastadas inscripciones rupestres o petroglifos, lo que añade una contrastada antigüedad a los viejos cultos.
La ermita sobre las piedras oscilantes
Los historiadores afirman la existencia de una capilla entre los siglos X y VII, aunque el templo actual es de fines del siglo XV o comienzos del XVI. Consta de una nave rectangular de cubierta de madera; una capilla mayor con arco triunfal apuntado, bóveda gótica de crucería y un retablo barroco de decoración vegetal. Detrás incorpora el camarín de la Virgen, decorado de madera dorada, una sacristía lateral y un coro alto, rematando con una espadaña incompleta.
Interior del santuario de Chamorro
La efigie de madera de la Virgen, sedente y frontal, de formas estáticas e inexpresivas, pertenece a las llamadas imágenes de vestir, llevando al Niño sentado frontalmente en sus rodillas. Se reputa de época románica, tallada plana en la parte posterior, para estar adosada en el retablo primitivo. Hoy aparece la imagen artificiosamente colocada, afeada con unos ampulosos y recargados ropajes, que casi no permiten contemplar el rostro de la Virgen y la cara apenas asomada del Hijo. También de época posterior son la antiestética peluca postiza, la amplia corona de plata y la peana barroca que lleva angelotes alados a modo de atlantes.
Como otros lugares gallegos, Chamorro tiene una leyenda de aparición
milagrosa de la Virgen, en este caso a dos hermanos dedicados al pastoreo de
cabras en el monte. Durante una fuerte tormenta los hermanos se refugiaron en
las rocas de la ermita, donde se apareció la Virgen, quedando su imagen grabada
en la piedra oscilante. La leyenda continuó con el hallazgo de la imagen de la
Virgen con el Niño que luego de ser llevada a la cercana iglesia parroquial de
Serantes, regresó a las rocas del monte, de forma similar a otras leyendas de
Galicia.
Cueva de aparición de la Virgen
La propiedad de la ermita
Un tema polémico y poco ejemplar en estos tiempos es la propiedad privada de la ermita de Chamorro y de los terrenos donde se levanta desde años atrás, incluso llegando a administrar sus dueños parte de las limosnas recibidas al tempo que fijan los horarios de apertura del templo, sin que parezca existir un control directo por parte de la Iglesia, la verdadera responsable del culto religioso de la capilla. Este tradicional desencuentro entre la familia propietaria y las autoridades eclesiásticas viene denunciado desde tiempo atrás por clérigos como Cardeso Liñares y Santos Cristóbal.
Ferrol y Serantes desde Chamorro
Además el hecho de conseguir la titularidad pública de los terrenos
donde se levanta la ermita permitiría la mejor puesta en valor del monte de
Chamorro por parte del Concello de Ferrol, construyendo el adecuado mirador
panorámico en las proximidades del templo, dadas las espectaculares vistas del
valle de Serantes y de la ría de Ferrol.
El crucero y el Víacrucis de Chamorro
La sacralización del espacio religioso de la ermita de Chamorro se refuerza por la presencia de un crucero, una de las obras de mayor interés de la comarca. Es un ejemplar sólido de formas clasicistas, datado a finales del siglo XVII, resaltando su antigüedad abundantes líquenes. El crucero se levanta sobre cinco gradas cuadradas y un corto pedestal prismático. Su varal es grueso, de aristas ochavadas, con señales de haber llevado un farol de aceite en la parte alta.
El capitel se adorna de hojas de acanto y volutas y la cruz griega remata de semiesferas. Lleva un Cristo de formas clásicas, cabeza coronada de espinas y caída a la derecha, amplio paño de pureza y las manos cerradas. La Virgen de la Piedad, vestida de mnto y túnica, muestra apariencia serena y está colocada sedente con el Hijo de pequeño tamaño en el regazo.
El crucero remata las catorce estaciones del Vía Crucis penitencial, que se levantan en la carretera que sube a la ermita. Las estaciones consisten en esbeltos pedestales de cantería, coronados por cruces latinas de remates apuntados y carentes de imágenes. Por el camino penitencial que sube por la ladera Sur desde Serantes se levanta otro Vía Crucis, hoy incompleto. Sus estaciones llevan anchos pedestales de mampostería encintada, rematados de pequeñas cruces griegas, también desnudas de imágenes.
Las publicaciones sobre la Virgen de Chamorro
Numerosas publicaciones tratan de la Virgen de Chamorro y su santuario, tanto de manera específica como incluyéndola entre los más conocidos santuarios gallegos. Muy interesante y poco conocida es una publicación del Centro de Estudios Apologetikon, editada el año 1946, en la que se trata de la imagen de la Virgen y la ermita, su historia, las leyendas y las devociones que le acompañan.
La Virgen de Chamorro tiene una un gran arraigo en la comarca ferrolana. Aunque en otros casos se ha hecho, no se ha producido ningún nombramiento oficial, sea de índole municipal o religiosa, ya que el pueblo, que es el que realmente importa en estos casos, la considera su patrona y protectora. Y así lo vemos en los múltiples cantares y poesías que se le dedican.
Los poetas cantan a Chamorro
El historiador ferrolano Domingo Díaz de Robles, recopilador y autor de numerosos romances y cancións alusivas a Ferrol, publicó el año 1865 el poema “Subín ao monte Brión”, un canto a la belleza de Ferrol visto desde los montes que rodean la ciudad.
Subín
ao monte Brión,
subín ao monte Consello,
subín ao monte Chamorro,
subín ao monte Campelo.
Ao monte Ancos que aguanta
sobre os seus hombros o ceo
e tamén dos Coroados
foi chamado en outro tempo.
La citada obra La Virgen de Chamorro. Su imagen, su ermita y su devoción, publicada el año 1946 por el Centro de Estudios Apologetikon, reproduce un romance donde narra la aparición de Nosa Señora do Nordés a una pareja de jóvenes pastores en el monte de Chamorro:
La nuestra
Reina del Cielo,
sobre las
nubes sentada,
bajó
tejiendo sonrisas
hasta tocar
en el suelo
pelado de
una montaña.
En sus
manos de princesa
el Niño
Dios se quejaba
por el frío
de las gotas
de lluvia
que lo mojaban.
La Madre,
Nuestra Señora,
lo cobijó
entre sus faldas.
Velas
y exvotos en Chamorro
Seguimos con los versos de Xosémaría Pérez Parallé, el segrel de Canido. En una de las cantigas galegas que publicó el año 1963 en Cartafol da saudade hace un apasionado canto a la Virgen del Nordés. Entresacamos dos estrofas de la cantiga:
Miña Virxe do Nordés,
Santa
Virxe pequeneira.
Te quero porque Ti és
a Virxe máis mariñeira
dend-á cabeza hastra os pes ¡
Meiga Virxe ventureira,
miña Virxe do Nordés.
Virxenciña do Nordés,
tan xeitosa e piquiniña,
na túa casa me tés
de xionllos, Virxenciña,
para que ás feridas lle dés
auga santa da fontiña,
Virxenciña do Nordés ¡
Ermita y crucero de Chamorro. Rafael Romero
aló enriba dun
penedo
hai una virxen
pequeña
que é a raiña
dos mariñeiros.
Virxenciña do
nordeste,
tes una fonte ó
teu lado
que auga crariña
verte
para o romeiriño cansado.
Miña virxen
pequerrecha,
miña virxen
feiticeira,
reina da nosa comarca,
miña virxe
mariñeira.
.
La poesía popular desde siempre se inspiró y cantó
a la Virgen de Chamorro. Así lo hace el clérigo mindoniense Santos San Cristóbal que publicó
el año 2001 un poema donde se hace eco de la leyenda popular y de la devoción
profesada por un pueblo campesino y marinero:
Desde tal solio de amor
mar y tierra avizoras
contemplando a todas horas
al pueblo trabajador,
marinero y labrador,
que vive y pena a tus pies
junto a su barca o su mies.
¡ No les niegues tu socorro,
Virgencita de Chamorro,
Madre Nuestra del Nordés ¡
Para terminar y como hecho curioso queremos recordar que ningún barco de
la Armada ha llevado el nombre de Virgen de Chamorro, y sin embargo así lo ha
hecho un hidroavión del Servicio Marítimo.
Hidroavión Virgen de Chamorro
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